Se fue 'La galerna del Cantábrico'

Su primera relación con la historia del Granada CF la constituyen sus duelos con un 2 a la antigua, años 50, el granadino Vicente Díaz, que solía dejar inédito a «la Galerna del Cantábrico» cuando se enfrentaba al Granada.

Pero su vinculación con nuestro club se dio en la faceta de entrenador, labor a la que se dedicó nada más colgar las botas en 1971. Como futbolista lo fue todo, sin embargo como entrenador su historial es bastante más corto y muchísimo menos laureado. El banquillo del Granada de media temporada (1980-81) fue suyo, pero no se puede decir que le acompañaran los buenos resultados, todo lo contrario.

Le tocó regir al Granada en una de sus cíclicas crisis monetarias en las que no hay en las arcas ni para los gastos cotidianos, el de la 80-81, en Segunda, con Manuel Anel ocupando la presidencia. Los constantes atrasos en las nóminas fueron la tónica del ejercicio. Y a eso se suma un equipo más bien insulso que pronto se metió en problemas de clasificación para llegar a la Navidad rozando los puestos de descenso. La derrota en Ceuta, colista de 2ª, en partido de Copa jugado el día de Reyes, provocó su dimisión (al menos eso dijo la prensa) y su salida definitiva. Dirigió al Granada en las primeras 18 jornadas de aquella liga (sólo ganó tres) más cinco partidos de Copa.

Fue contratado por Joseíto, por entonces secretario técnico rojiblanco, y a pesar de haber sido compañeros en el gran R. Madrid de los cincuenta, desde el primer momento surgieron las desavenencias entre ambos. El uno no se cansaba de pedir refuerzos, sobre todo de jugadores de ataque, y el otro no se cortaba en afirmar que había equipo para estar mucho mejor clasificado. La marcha de Gento fue suplida por el propio Joséito, quien, sin figurar oficialmente como preparador (Ureña y Manolo Ibáñez pusieron sus carnés), a partir de la jornada 19 y última de la primera vuelta se hizo cargo del equipo. Con Joseíto el equipo reaccionó para llegar a la recta final del calendario mucho mejor clasificado, pero en las siete últimas jornadas se desmoronó por completo aquel triste Granada y sólo obtuvo dos puntos de sendos empates, para acabar la liga en 17ª posición, llegando así el primer descenso de la historia a 2ª B precisamente cuando el club celebraba sus bodas de oro.

Desde luego, no se puede decir que su historial rojiblanco fuera brillante, más bien al revés. Pero es que el propio Gento reconoció años después que no había nacido para entrenador, su trayectoria por los banquillos no lo contradice: Palencia y Castellón fueron los otros únicos equipos que dirigió, y su carrera como míster terminó en el mismo momento en que salió del Granada.

Futbolistas rojiblancos que estuvieron a sus órdenes lo recuerdan como una gran persona, humilde y paternal y muy tranquilo, pero aunque algo falto de ese carácter fuerte necesario para hacerse con un vestuario, y evocan los largos viajes en autobús al otro extremo de la Península en los que Paco Gento fumaba sin parar.

Descanse en paz este mito del balompié patrio.