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Fútbol en Catar

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Cartas desde China ·

El fútbol llegó a Catar con la llegada de Xavi Hernández. Para mí, el mejor futbolista de la historia del fútbol mundial

KEVIN VIDAÑA

Viernes, 30 de agosto 2019, 02:48

El fútbol llegó a Qatar con la llegada de Xavi Hernández. Para mí, el mejor futbolista de la historia del fútbol mundial. Un jugador cuyo aroma contiene las pirámides olfativas del juego límpido. Un jugador cuyos modos de interactuación espejean con las bases organizacionales y esenciales de este juego. Hablar de Xavi Hernández es hablar de fútbol en mayúsculas, de fútbol en su máxima expresión. Verlo jugar antes y verlo dirigir un equipo de fútbol ahora son observaciones de la naturaleza en sí misma, sin excluir conexiones, en la sensación natural de que todo está conectado con todo.

«Me gusta relacionarme con todo el mundo», logró definirse en alguna ocasión. Xavi Hernández es la mirada originaria hacia los problemas del mundo, la inclusión de todas las cosas, la mirada al reglamento como actividad y no como doctrina. El jugador catalán es la observación del juego desde el pensamiento complejo y no desde la visión simplista y cartesiana que ignora a los bajitos, lentos y delicados para el choque, el quite y el juego aéreo, habitualmente criticados por horizontales y ralentizadores del juego en progresión y denostados por preferir sumar más asistencias que anotaciones. Xavi nos enseña que el fútbol no se trata de dividir, sumar y amontonar, sino de observar las relaciones. De esta manera, el fútbol bien entendido llega a Catar para quedarse y seguir desarrollándose, para sostenerse y fomentar la cultura más rentable.

Y es que el primer título del tarraconense como entrenador no podía hacerse esperar, en su tercer partido oficial consiguió la Copa del Sheikh Jassem o Supercopa de Catar, ganando 1-0 al poderoso Al Duhail de Rui Faria. Un gol de Ali Asad con sello barcelonista hizo el acabado: jugadores ubicados estratégicamente en campo contrario sometiendo al rival con la posesión de la pelota, una suma de pases cortos y precisos y una conducción necesaria acabaron con un balón vertido hacia uno de los exteriores que fijaba posición por fuera, habiéndose ganado estar sin oposición y finalizando hacederamente con pierna izquierda desde carril derecho. Cruyff, ¡cómo no!, sonriendo desde el cielo.

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