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Un gatillazo en la aspiración europea
El Granada tropieza con un Cádiz que interpreta mejor un partido desesperante y celebra su permanencia en Los Cármenes
Rafael Lamelas
GRANADA
Domingo, 2 de mayo 2021
El Cádiz es mal invitado cuando uno se quiere dar una alegría. Domina su estilo crudo, sin poses. Ya postergó el ascenso del Granada en ... Segunda división y esta vez frenó las aspiraciones europeas de los rojiblancos. El día se había puesto a pedir de boca para los anfitriones tras el empate del Betis. Sin ganaban, los de Diego Martínez dependían de sí mismos para asaltar las plazas que dan acceso al torneo continental. Pero los amarillos no montaron ninguna comparsa en Los Cármenes. Querían certificar su permanencia y lo lograron explotando las lagunas defensivas de los locales en la primera parte. En la segunda mitad, estrangularon cualquier gesto de reacción granadino. Aarón, magnífico bajo palos, fue quien agarró a los suyos a la cita, pero su inspiración no fue suficiente.
Fue uno de esos días que generan un profundo desasosiego. Cervera analizó bien el encuentro y todo discurrió como él habría elucubrado. Diego Martínez no encontró la manera de romper el orden marcial del enemigo. Cuando tocó zafarrancho, faltó mucha tranquilidad. Todo estaba tan alterado que a Soldado no le indultaron en una protesta reiterada y se fue a vestuarios antes de tiempo. Se escondió a la bocana para comprobar que ni con once ni con diez iba a llegar el empate de los suyos.
Granada
Aarón Escandell; Foulquier, Germán Sánchez, Nehuén Pérez (Víctor Díaz, m. 46), Quini; Gonalons, Montoro, Yangel Herrera (Roberto Soldado, m. 64); Antonio Puertas (Kenedy, m. 46; Fede Vico, m. 79), Darwin Machís (Luis Suárez, m. 64) y Jorge Molina.
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Cádiz
Ledesma, Iza, Fali, Cala, Akapo; Jens Jonsson, José Mari (Garrido, m. 90), Iván Alejo (Malbasic, m. 90); Salvi (Jairo, m. 65), Sobrino y Negredo (Lozano, m. 78).
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GOL 0-1, m. 39: Rubén Sobrino.
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ÁRBITRO Díaz de Mera Escuderos: Expulsó con doble amarilla a Soldado (m. 87; seguidas). Amonestó a los locales Luis Suárez (m. 67), Gonalons (m. 72), Quini (m. 80), Montoro (m. 88) y Aarón (m. 92); y a los visitantes Negredo (m. 74) y Rubén Sobrino (m. 75).
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INCIDENCIAS Partido correspondiente a la jornada 34 de LaLiga Santander, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, sin público en las gradas por las restricciones de la pandemia.
El Granada recuperó el armazón de tres centrocampistas ante un Cádiz revoltoso, con mecanismos automatizados. Repliegue y correr, un eslogan que llevó a gala desde los primeros segundos hasta la expiración del partido. Los amarillos recuperaron un balón muy pronto, jugaron largo y Salvi emuló a Speedy González por la derecha, con un servicio hacia Rubén Sobrino que parecía definitivo. En vez de chutar, buscó a Negredo con un pase defectuoso, al que no llegó el veterano delantero ni estirándose como un yogui. Era un aviso para navegantes, pero a los rojiblancos les costó tomar nota, quejosos antes los indomables visitantes.
El Cádiz se hacía estrecho en defensa y elástico en ataque. Para importunar a Ledesma, Quini tuvo que saltarse el orden para emular su acción de Valladolid, pero su chut lo repelió el estiloso portero argentino. Pronto quedó claro que sus compañeros querían agujerear la zona del lateral que le acaba de tirar. También a la espalda de Nehuén, que se descafeinó a ratos, ya sin Messi delante. Rubén Sobrino le ganó la espalda, pero un mal control permitió que Aarón le saliera a los pies.
Los rojiblancos sobresalían a balón parado, con varios remates de Germán ante el conjunto de su tierra. La estrategia se planteó bien pero hubo pocas intervenciones frenéticas en la frontal. Una la generaron entre Machís y Puertas, con elevación de fútbol sala para Quini que interrumpió Cala cuando ya buscaba a Jorge Molina.
No reposaba el balón el Granada, tocando para enseguida lanzar hacia alguien tirando un desmarque, pero el sistema de ayudas gaditano evitaba el abordaje. En un córner, Germán saltó en el mogollón y Nehuén pudo rebañar a gol, pero su paisano Ledesma sacó una rodilla salvadora.
La contestación cadista resultó fulgurante. Progresó con velocidad para que Iza enroscara un balón hacia la mollera de Negredo, sin cadenas alrededor. Remató a quemarropa, pero Aarón sacó un impresionante brazo de goma. La pelota le quedó rendida al delantero, que tuvo tiempo de pasar hacia el lado, donde Sobrino también campeaba sin lazo. Un desbarajuste en la zaga de primera magnitud.
Los problemas siguieron extendiéndose. En una pérdida posterior en la salida de Germán, Sobrino volvió a medirse con el florete ante Aarón, pero el valenciano soportó la esgrima con temple.
El Granada necesitaba una intervención y la pausa le vino bien a Diego Martínez para proceder con el bisturí. Víctor Díaz se reajustó como central por un Nehuén transparente y Kenedy salió a dar brío a la vanguardia por un Puertas aturullado, lo que mandó a Machís a la diestra.
El encuentro se había puesto muy incómodo para los locales. En ventaja, el Cádiz siempre es astuto para arañar tiempo y evitar ataques organizados del contrario. En menos de diez minutos desde la reanudación, el técnico nazarí decidió redoblar la apuesta ofensiva con Soldado junto a Molina. Se cabreó mucho el 'chamán' en una subida que derramó Machís, pues sabía que de esas, con espacios, habría pocas. Le quitó muy pronto para que mordiera Luis Suárez, al mismo tiempo que Salvi se lesionó en el bando visitante.
Al Granada le costó quitarse la desesperación y el Cádiz quería meter el dedo en la herida. Ledesma no necesitaba el lucimiento y Aarón tenía que seguir con mil ojos. Salió Choco Lozano por Negredo y se tuvo que ir Kenedy, de nuevo lesionado.
Para desconcertar del todo, Díaz de Mera lio una zapatiesta. Había pasado de puntillas en el acto inicial, sin amarillas, y estaba diseminando de tarjetas la ronda definitiva hasta una acción protestada por el Granada por posible penalti. Soldado entró en combustión y el árbitro le sacó dos tarjetas seguidas, convertidas en roja. La primera expulsión con el equipo a pesar de su vehemencia.
Montoro también pilló amonestación en el tumulto y cualquier atisbo de reacción se enredó entre reproches y precipitación. Hubo tiempo para una oportunidad en el alargue de seis minutos que solucionó Ledesma. Lo demás, se consumió junto a los banderines hasta el pitido final. Eufórico el Cádiz por quedarse entre los mejores, mosqueado el Granada porque pasó un tren que quizás no vuelva. Estar en Europa requiere ahora la perfección en los próximos desafíos.
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