Festival latino
Vuelta de tuerca ·
La superioridad de los rojiblancos era tan manifiesta que poco importaba tener en la dirección técnica al preparador físicoVíctor M. Romero
Viernes, 6 de noviembre 2020, 01:20
Menudo festival en Nicosia. Como el de la OTI, latino, latino. Pura inspiración sudamericana. El Omonia tomó burundanga, o eso pareció, en los compases iniciales. ... Sin voluntad, quedó a merced de la pareja vinotinto. Herrera y Machís los emborracharon. Reguetón por aquí, bachata por allá, baile de campeonato. Ni siquiera hizo falta la samba de Kenedy. El Granada presentó un equipo muy hispano. También estaba por allí Luis Suárez. Y cuando apareció metió todavía más miedo en el cuerpo a los jugadores de Nicosia, subordinados, asustados, inofensivos e indefensos nada más saltar al césped, ni que hubieran visto a Pablo Escobar... Que no era el 'cartel' del Zaidín, hombre. Intimidados.
La superioridad de los rojiblancos era tan manifiesta que poco importaba tener en la dirección técnica al preparador físico. Víctor Lafuente tomó las riendas como si tal cosa en plena pandemia, latente con más fuerza que nunca sobre la plantilla: Puertas, Vallejo, Diego Martínez, los ayudantes... hasta Manolo Lucena.
El Granada inyectó el virus del oficio al Omonia pronto y lo dejó K.0. rápido. Movió y circuló el balón de lado a lado, se asoció con sentido y no aumentó la cuenta por las paradas del portero local Fabiano, unas veces, y por falta de paciencia y tiros precipitados y lejanos, las otras. La expulsión por doble amarilla en el Omonia fue la sentencia. Si con 'once' ni se acercaron a Rui Silva, imaginen con 'diez'. Hubo un empujón de Neva en el área, lo más peligroso. Pero aquí no hay VAR de momento. El segundo tanto estaba cantado. Y llegó al cuarto de hora de la reanudación. Alegría inmensa para Luis Suárez, el 'killer' procedente del Zaragoza, de Segunda, pero no por ello incapaz de dar también bocados. Y Silva, hasta frío, para y silba... Al final le vimos.
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