La familia y uno más

O al menos un futuro inmediato en la élite, que es lo deseable dada la enorme incidencia que en los presupuestos tienen los derechos televisivos en la actualidad. Unas asignaciones económicas que son inherentes única y exclusivamente a la categoría en la que puntualmente milite un equipo, como es el caso del Granada.

Aunque en su mensaje el entrenador alude repetidamente a la expresión 'nuestra gente' como antídoto para salir de la reciente deriva, lo cierto es que la cohesión del vestuario pudiera flaquear tras algunas decisiones técnicas y la inesperada crecida de la plantilla como si fuese el Ebro.

Aun teniendo tanto donde elegir, en el Real Arena, Robert Moreno llenó la alineación inicial de inexperiencia. Si fuese director de cine –todavía resuenan los Goya–, se decantaría hacia actores noveles para hacer su película. Lo peligroso es que ninguno de los recién llegados vislumbra convertirse en actor revelación antes de que termine la temporada.

Traído a colación el cine, existe una conocida película que trata sobre las dificultades de un viudo, padre de familia numerosa de dieciséis hijos que se ve incrementada con la llegada de un nieto inesperado. La cinta en cuestión se titula: La familia y uno más.

No he podido evitar recordarla. Robert Moreno prefiere menos gente en el vestuario, pero no ha podido ser. Lo esperanzador es que, en la película, a pesar de lidiar con tantos hijos, la historia termina felizmente. La duda es si terminará de la misma manera en este Granada tan voluble últimamente en alineaciones y juego.