La explicación
Mi córner ·
Analizar el encuentro constituye una ardua tarea, a pesar de que en el bar de las redes sociales -ese que escapa de cualquier restricción- se sucedan las publicaciones acusatorias que argumentan el resultadoCHEMA RUIZ ESPAÑA
Lunes, 25 de enero 2021, 12:44
Si Diego Martínez, el entrenador que ha llevado al Granada desde Segunda división hasta competir en Europa League y que ha dejado en el camino ' ... nosecuantos' registros históricos, comienza su rueda de prensa afirmando que «es difícil explicar el partido de hoy», ¿qué más se puede escribir sobre la derrota rojiblanca ante Osasuna? Analizar el encuentro constituye una ardua tarea, digna de ser encomendada por un mago de larga barba y túnica gris, a pesar de que en el bar de las redes sociales -ese que escapa de cualquier restricción- se sucedan las publicaciones acusatorias que argumentan el resultado. Probablemente, se deba a que la idiosincrasia granadinista viene determinada por grandes fiascos; tal vez eso justifique que cada derrota del cuadro nazarí parezca vaticinar el Ragnarok.
Se atribuye a Ruud Gullit la afirmación de que un equipo «es como un buen reloj: si se pierde una pieza, todavía es bonito, pero ya no funciona igual», a la que no le falta razón. Por ahí debe comenzar el estudio de lo sucedido en El Sadar, pues inició el efecto mariposa. Con solo dos centrocampistas disponibles -Azeez está apartado hasta concretar su salida-, Diego Martínez empleó una fórmula que bien pudo ser confeccionada por el mítico profesor Bacterio. Mantuvo el esquema de los éxitos, pero incrustó a Jesús Vallejo en el centro del campo, por delante de la zaga, como en su día hizo Mourinho con Pepe. El maño puso empeño e, incluso, permitió ganar lances aéreos en la franja ancha, pero exhibió sus costuras.
El parche fue un pegote, perdido el central cuando tocaba construir, y eso lastró a un Granada veloz e incisivo en ataque. Kenedy, apagado tras el intermedio, eclipsó a un desvanecido Machís y sacó de la chistera tantos regates como envíos a Luis Suárez, a quien le sobró intuición pero le faltó acierto, a pesar de anotar el gol rojiblanco. A ello se unieron la pasividad de Foulquier en una internada de Jony y un margen excesivo en la marca de Germán a Budimir, letal ante los fallos. Tras el paso por los vestuarios, el arreglo del sistema hizo mejorar al equipo, que recortó distancias, pero la reacción no le dio para rascar puntos en un duelo parejo.
Conviene aislar perimetralmente el análisis de cada derrota que se cuela en una dinámica positiva, independientemente del equipo que la enlace. En El Sadar, los errores rojiblancos se aliaron con la efectividad de un Osasuna necesitado, cosa que no sucedió hace menos de dos semanas, en Los Cármenes. Entonces, la solvencia nazarí en el primer acto decantó el cruce y nadie trataba de esclarecer los motivos que llevaron al conjunto rojiblanco a igualar su mejor registro en una primera vuelta en la élite.
Los tópicos recuerdan que el rival también juega y que la fatiga se acumula. Se puede concluir, con el aval que suponen las reclamaciones de Diego Martínez, que el Granada necesita fichajes, aunque esa deducción no surge de la derrota de este domingo. El vigués no encontró la explicación ni buscó excusas -interesante su referencia a «lo extradeportivo»-. Tal vez, la clave de derrotas como la del Granada ante Osasuna la dio en su día Ronaldo Nazario: «Perdimos porque no ganamos».
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