La eterna lucha no le basta al Granada femenino en la Copa

La ida de la eliminatoria recordó de manera clara a la final que se vivió hace un lustro con el Masculino de Diego Martínez. Otro 5 de marzo, pero de 2020, el cuadro nazarí se jugó el pase a la final de la Copa del Rey contra el Athletic. El sabor fue agridulce. El equipo compitió y ganó como nunca, pero el gol de Yuri Berchiche le negó la gloria (2-1). Ahora, el Femenino tiene la misión de quitar la espinita del corazón rojiblanco la próxima semana.

Más de 7.200 personas acudieron a la llamada que las granadinistas lanzaron desde el principio de la semana. Si había que afrontar tan tremendo reto, había que abrir Los Cármenes y llenarlo de sentimiento rojiblanco. La afición respondió, dejando la segunda cifra más alta de asistencia en el estadio del Zaidín en un encuentro del Femenino. Historia.

Con la Tribuna prácticamente a reventar y parte del público ocupando ambos fondos, las jugadoras de Arturo Ruiz no escatimaron. Salieron a morder desde el primer minuto, dispuestas a comerse el césped que tanto ansían. Alexia fue el mejor ejemplo, enchufadísima para atacar el espacio que dejaba Moraza a su espalda y forzar el primer saque de esquina del duelo en los primeros minutos. La colgó Laura Pérez, que fue de menos a más, pero Lola Gallardo atajó sin problemas. La veterana portera ya sufrió en Los Cármenes en otro duelo copero, pero ante la Real Sociedad, que levantó el trofeo en 2019.

Al Atlético le costó entrar en calor ante la presión rival, con Lauri y Ornella robando en tres cuartos. Era tal el respeto por lo que había en juego que apenas se registraron ocasiones. Al filo del primer cuarto de hora, una cuestionable salida de Sandra en un saque de esquina propició el cabezazo plácido a la red de Lloris, que adelantó a las visitantes sin demasiado merecimiento. La guardameta reclamó falta de la zaguera en el salto, pero Gil Soriano se desentendió de la polémica.

El público digirió el golpe en cuestión de segundos y levantó a sus futbolistas, que tuvieron sus opciones. Con Edna en el banquillo –aún renqueante de las molestias sufridas hace dos jornadas–, Andrea Gómez actuó en su lugar, aunque como falso nueve. Faltaron rematadoras por dentro, lo que limitó las opciones ofensivas del Granada. Toda inspiración entre líneas o desde los costados moría en los pies o cabeza de Moraza, Xénia o Lloris.

Sandra se redimió con varias paradas antes del descanso, que impidieron la diana a Gio, letal a la postre. El segundo tiempo arrancó con el Granada volcado, con el empate entre ceja y ceja. Lo probó Lauri, que enganchó el balón por poco desde el suelo tras un error de Gallardo. Jujuba estuvo cerca de conseguirlo minutos después.

La brasileña se coló como Pedro por su casa en el área colchonera, completamente indetectable. Leles se la había puesto con música desde la frontal, pero Gallardo sacó una mano salvadora para mantener a su equipo por delante. El Granada creció, hasta se frotaba las manos cuando Arturo Ruiz mandó a calentar a Edna. Lástima que el Atlético chafara la fiesta.

Todavía duraba el subidón por el remate de Jujuba cuando Gio recibió sin oposición en la izquierda, se metió hacia dentro y puso la pelota en la escuadra ante el vuelo inútil de Sandra. El mazazo dejó endeble a las rojiblancas, que se mosquearon con la celebración colchonera. A partir de ahí, el equipo de Víctor Martín se encargó de dormir el choque con buenas –y no tan buenas– artes.

Las visitantes le robaron segundos al crono siempre que hubo ocasión. También frenaron el avance granadinista con dureza, pero lo leyeron todo mejor y dispusieron de más ocasiones. Otermín se topó con la madera al probar un gol olímpico y Luany no acertó ante la meta. Tampoco Lauren, que vio cómo la armillera le adivinó un penalti en el alargue.

Aun con Edna, Arana y Miku en el campo como revulsivos, las rojiblancas no gozaron del ángel de otras veces. Nadie dijo que fuese sencillo colarse entre los cuatro mejores clubes de España. Queda el último asalto, donde hará falta algo más que vencer a los puntos. La bolsa o la vida en Alcalá de Henares.