Un penalti en el último minuto lastra a un digno Granada

No hay muchos reproches para los rojiblancos, más allá de esa dos desconexiones aisladas, más burda la de Eteki que la del resto de sus compañeros de zaga. Es lo que tiene estos partidos, que requieren la concentración máxima y que no haya errores. Cualquier minúsculo detalle adverso se puede expandir como un virus. El Granada irá al 'teatro de los sueños' con la aparente sentencia colgada del cuello, pues tiene un grupo batallador pero, ante enemigos de semejante pelaje, necesita también un golpe de suerte o que los fallos queden en el armario. Honor a todo lo conseguido por esta plantilla y la sensación todavía de que en esta eliminatoria quizás esté al borde de quedar fuera, pero aún será capaz de levantar su voz seguro.

Tras muchas semanas sin un especialista en el lateral izquierdo, desde Nápoles, Carlos Neva volvió a ejercer en una defensa donde Diego Martínez priorizó en la rapidez de Vallejo antes que en la contundencia de Germán Sánchez. Le convenía al Granada esa frescura atrás ante el dinamismo mancuniano. Solsjkaer introdujo a todos sus velocistas en la alineación, intentando explotar los espacios. Se toparon pronto con un laberinto.

Arrancaron los rojiblancos con un impulso alentador, hostigando la salida de balón de los ingleses. Con los espacios taponados, se corrompía el proceso de construcción del United, aunque el Granada no se desperezaba en ataque, todavía con cautelas.

Tras alguna llegada aislada, sin obligar a grandes esfuerzos al portero español David De Gea, que no había participado aún en la Europa League, el Manchester levantó el ancla y empezó a tocar en zonas delicadas. Rashford pulió su bota en un tiro de falta desde la esquina del área y el ritmo emergente iba satisfaciendo a los visitantes, pues el Granada tenía dificultades para progresar en la parte ofensiva. No había tolerancia arbitral con los gritos y el portugués Dias solo cobró los zarandeos alevosos, bueno para todos en el fondo.

Los anfitriones conservaban la efigie y Montoro calibró ya las zonas de daño en el tapete enemigo. Con un pase elevado, Kenedy tuvo el primer enganche de la velada, pero se le esfumó hacia la grada. Todo discurría aún sin grandes incidencias, más allá de alguna duda en la devolución de un balón mientras Neva se lamentaba de un golpe. El United mantuvo el 'fair play' y también fue leal a su estilo letal cuando hay pradera para galopar.

Todo vino tras un acercamiento frenético de Puertas, al que se le fue el balón justo antes de conectar con Soldado, que tiró al costado de la meta. De Gea sacó en corto hacia Lindelof y este, de repente, sacó el catalejo y catapultó el esférico hacia un sector crítico que no detectaron ni Víctor Díaz ni Domingos Duarte, pero sí Rashford. Cuando los zagueros quisieron reaccionar, el británico ya se medía en duelo singular con Rui. Acabó cojo su partido de Premier, pero le enroscaron bien el tobillo en estos días.

Hubo una fase de temblor local hasta que el Granada recobró su espíritu guerrero. Ese fenómeno de resistencia ante los accidentes que le ha llevado a estos lugares de purpurina. Diego Martínez le pidió valentía desde la banda, que siguieran con «nuestro partido», y sus chicos le escucharon. Montoro activó a Herrera con la estrategia y el poste escupió la bola del venezolano. Se cargó de amarillas el United y en un córner a poco del descanso, Kenedy hizo una palanca desde muy lejos que se hizo meteorito, pero cayó tan centrado que permitió la respuesta calmada de David De Gea.

La amarilla a Shaw ocasionó que Solsjkaer eliminara al lateral zurdo para encajar al brasileño Telles. El Granada siguió a lo suyo, porfiando por el empate, con más decisión si cabe. Kenedy continuaba enganchando cada balón que le aterrizaba tras los saques de esquina. En una entrada de Duarte a James, que ya le dejó fuera de Old Trafford por acumulación de amarillas, el luso se llevó la peor parte, molesto de su rodilla derecha. Uno de los pocos que no se había lesionado este curso, intratable, se rindió y tuvo que saltar Germán por él.

El contratiempo descentró un poco al Granada y el United le arrebató un rato la iniciativa. El Manchester pretendió reinstalarse en el entorno de Rui, pero enseguida se repusieron los rojiblancos y prosiguieron con el pulso.

Rashford guardó el gatillo pero salió Cavani, otro peligro aunque ya menos centelleante. Soldado y Kenedy insistieron en disparos duros pero a muchas leguas. Daba la impresión de que el United ya no iba con tanto brío y aflojaba, momento que aprovecharon los nazaríes para morder. Hasta contragolpearon como suele hacer el rival, pero Herrera decidió mal en un pase abierto a Neva y la acción se truncó.

Diego Martínez apretó la tuerca más con Foulquier y Machís apareciendo en el ala izquierda. El venezolano, tras unos trotes para integrarse, intentó un primer eslalon que suscitó un córner. Reprendió el United con una escapada de James que luego no supo solucionar Bruno Fernandes ante su paisano Rui.

Volvió Luis Suárez también para el repecho definitivo, pero lo que ocurrió fue una tragedia. Eteki, como con el Molde, cometió un cantoso penalti que Bruno Fernandes introdujo con suspense, pues Rui lo llegó a palmear. El 0-1 no parecía conclusivo. El 0-2 sí lo parece. Es la nueva montaña que intentará subir este Granada. Un auténtico pico del Himalaya. Sin oxígeno ni guías. Enrevesado, con mal de altura. Solo al alcance de gente con una obstinación máxima. Pero esto sí existe en este vestuario. Si no llegan, jamás será por dejar de intentarlo.