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Nico Aguirre, por detrás, se emplea a fondo en tareas de contención en el amistoso disputado contra el Elche. PASCU MÉNDEZ
Elche-Granada, historia de una rivalidad que nació en 2011
Granada CF

Elche-Granada, historia de una rivalidad que nació en 2011

Rojiblancos e ilicitanos alimentaron su confrontación tras tres encuentros de alto voltaje. En el cuarto, Ighalo abrió una herida que aún sigue abierta. Desde entonces, el Granada no sabe lo que es perder ante los franjiverdes

FRAN RODRÍGUEZ

GRANADA

Miércoles, 15 de agosto 2018, 08:47

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No podía ser otro. El Elche regresó a Segunda tras un año en el purgatorio del bronce y se convirtió en el primer rival oficial del Granada tras el sorteo que tuvo lugar el pasado 24 de julio. Era sólo cuestión del azar que, tan gamberro como caprichoso, quiso izar el telón de La Liga 1|2|3 con un nuevo duelo entre rojiblancos y franjiverdes. Las dos ciudades se encuentran lo suficientemente lejos como para no suponer un duelo futbolístico fronterizo. Tampoco se fraguó rivalidad alguna movida por la tradición o por haberse disputado cotas mayores en los años setenta, cuando más duelos disputaron en la Primera División de antaño, aquella que acogía cada dos domingos el vetusto Estadio Los Cármenes. Hasta hace siete años se habían jugado 36 encuentros tan intensos como cualquier otro por los puntos que estaban sobre la mesa, siempre cruciales para seguir entre los mejores equipos de España. Incluso en la temporada 1966/67 se cruzaron en los cuartos de final de la, por aquel entonces, Copa del Generalísimo. Ni el 5-1 que endosó el Elche al Granada en aquella eliminatoria, ni el 8-1 en contra con el que se volvieron los ilicitanos ocho años antes abrieron una herida tan honda como la que supura desde 2011. Declaraciones políticamente incorrectas, provocaciones mutuas y dos partidos para ver quién se llevaba el premio.

Cuatro empates y un ascenso

Fue en la temporada que arrancó en 2010 cuando los 'Granada-Elche' alcanzaron una nueva dimensión. El club dirigido entonces por el tándem Pina-Cordero había llevado a la entidad nazarí de vuelta a Segunda. Ya por enero del 2011, finiquitando la primera vuelta, ilicitanos y rojiblancos dejaron la recién pasada navidad en el cajón de los recuerdos y se enfangaron en el Martínez Valero para poner los cimientos de una polémica y sentida rivalidad. Fue un partido bronco en el que los de Fabri salieron con un punto valioso de cara a lo que se disputaría en los meses que siguieron. Elche y Granada estaban destinados a luchar por una plaza en Primera por la vía del 'play off', toda vez que el Betis y el Rayo Vallecano mantenían su vertiginoso ritmo en la cúspide de la tabla. El cuadro franjiverde tenía un proyecto sólido, con Bordalás al timón de un equipo rocoso y convencido de su plan para volver entre los grandes. Por su parte, el Granada había esquivado el mazazo de unos primeros partidos dubitativos y creció con el paso de las jornadas convirtiéndose en la sorpresa de Segunda. El encuentro acabó sin goles y con dos expulsiones (Wakaso por los locales y Carlos Calvo en los rojiblancos). Las tablas demostraron que los de Fabri iban en serio.

El Granada no pierde frente al Elche en partido oficial desde 1996, en Segunda B

La vuelta en Los Cármenes alimentó esta creciente rivalidad, acentuada por lo cerca que se encontraba la novedosa fase de ascenso. El Granada salió en tromba y por medio de Benítez puso el primer gol de la tarde en el minuto uno. El Elche se recompuso en el segundo tiempo e igualó un partido que se le había puesto 2-0. Al final, tras un error de Roberto en un despeje, Generelo puso el empate a tres en el minuto 90 con un gran golpeo desde el centro del campo.

De nuevo, la tensión afeó el encuentro y dejó dos cartulinas rojas. Una la vio Dani Benítez, la otra fue para Carpio. Pocas personas salieron esa noche de Los Cármenes sin un pálpito: ambos equipos se encontrarían no muy tarde.

El estallido de la tensión y verdadero inicio de la actual rivalidad llegó ese mismo mes de junio, apenas unas semanas después del trepidante encuentro en el estadio del Zaidín. Ambos equipos avanzaron hasta la final del 'play off' y se jugaron la única plaza restante para subir a Primera. Solamente el objetivo ya era suficiente botín como para declarar la guerra (entendida siempre desde el contexto del verde y el cuero). Las posturas de los entrenadores y los representantes de los clubes no ayudaron a crear un ambiente de deportividad, sino todo lo contrario.

El encuentro de ida, en Granada, ya dejó claro que existía algo nuevo entre los dos escudos, las dos aficiones y las dos ciudades. Los locales fueron superiores pero se estrellaron con el meta ilicitano, un Jaime colosal. Geijo se topó con el poste, a Collantes se le anuló un gol polémico y Abel Gómez desperdició hasta dos lanzamientos desde los once metros. Los franjiverdes celebraron sobre el césped de Los Cármenes lo que parecía medio ascenso. La tirantez alcanzó niveles hasta institucionales antes de la vuelta en Elche, partido en el que el deporte rey sonrió al Granada. Ighalo puso por delante a los nazaríes con su obra magna y a los de Bordalás les duró un suspiro el encuentro. Tuvieron ocasiones para batir a Roberto y lo hicieron por mediación de Xumetra, aunque fue insuficiente para evitar el ascenso de los rojiblancos a Primera. Celebrarlo sobre el Martínez Valero se convirtió en toda una osadía, pues la tensión acumulada derivó en una retahíla de claros ejemplos de cómo no saber ganar y cómo no saber perder por parte de aficionados de ambos clubes. Las entidades no tuvieron en su deseo enfriar la situación y ayudaron a que aquellos cuatro empates tatuaran una rivalidad que, como una quemadura, duele al recordar la piel.

La rivalidad llegó a Primera

Al mismo puerto que los rojiblancos, pero con dos años de diferencia, llegaron los franjiverdes. Con ambos juntos en Primera casi 40 años después, el Martínez Valero fue testigo de un nuevo asalto rojiblanco. Iturra se alió con un Manu Herrera errático y peinó una falta lateral para anotar el único tanto del partido. Aunque el reencuentro transcurrió con relativa deportividad sobre el terreno de juego, la LFP investigó ciertos cánticos racistas dirigidos a Allan Nyom. Esa temporada el Granada acabaría invicto en sus duelos ante los de Escribá, pues en Los Cármenes bastó un gol de Brahimi para quedarse con los tres puntos. La afición vistió ese día el feudo granadinista con sus mejores galas y celebró una victoria que suponía algo más que tres puntos, pues las heridas, sobre todo en el bando ilicitano, se abrían al recordar aquella final de la promoción de ascenso e impregnaban cada partido de cierto olor a revancha.

La siguiente temporada, última en la que los dos equipos compartieron categoría, dejó para el recuerdo un choque inusitado. El calor que asolaba la geografía hispánica llevó a poner el partido en un horario intempestivo (a las 23:00 horas). El partido inició el 31 de agosto, con el mercado de fichajes casi clausurado, pero los goles llegaron en la segunda parte y ya por el mes de septiembre. Fran Rico adelantó al Granada, pero Lombán, a la postre granadinista, empató en el descuento con un remate de cabeza.

Los locales volvían a quedarse con las ganas de derrotar a su némesis en casa y tampoco lo harían en la segunda vuelta con el Nuevo Los Cármenes como marco. Un solitario gol de Jhon Córdoba desniveló el partido y brindó a la afición nazarí una nueva victoria a la que siempre se le encuentra un sentido especial. Una rivalidad que surgió sin que Jaime la detuviera, ni Ighalo pudiera regatearla. El destino azaroso quiso que aquel 2011 el Elche y el Granada comenzaran un pulso que trasciende al tiempo casi una década más tarde. Ahora, precisamente el azar vuelve a emparejarlos cual celestina en la primera velada de Liga.

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