El balón parado da un punto al Granada

Abascal se aferró a esas ideas nuevas que trata de afianzar y repitió con diez de los que arrancaron el partido con el Deportivo de La Coruña, solo que Tsitaishvili sustituyó a Pablo Sáenz. Su planteamiento consistía en presionar la salida del Elche, pero los suyos hostigaban de manera desordenada, intenso Weissman pero más relajados algunos otros, lo que no solo no impidió que escaparan los rivales, sino que pronto se montaron en campo contrario para propiciar ataques. Un día más, se reiteró que a la espalda de Neva los enemigos celebran un banquete semanal, unas veces por la falta de detección del capitán, otras por la ausencia de ayudas. Con Reinier por delante, más perezoso en defensa, y Loïc Williams saltando a la persecución de uno de los dos delanteros locales, Josan penetró sin cesar.

Ignasi tuvo una buena opción que se fue al lateral de la portería en un saque de córner, pero unos minutos después llegó el penalti que puso a los franjiverdes por delante. Josan reclamó una mano extendida de Neva que hubo que rebobinar en las pantallas para que le árbitro la apreciara en plenitud. Nico Fernández rompió el balón desde los once metros para alojarlo en la red.

Al Granada le dio un brote de orgullo, pero siguió algo zarandeado por el contrincante. Josan no pudo conectar bien un pase de la muerte por intervención de Ignasi Miquel, que rozó el esférico, y desencadenó un contragolpe que ideó Weissman para que corriera Tsitaishvili. El georgiano apuró hasta la llegada al área, pero al final le puso un auténtico regalo a Reinier, que el brasileño malogró al no ajustar bien su chut con la derecha, cuando tenía a quemarropa a Dituro.

Poco después, una secuencia con los papeles cambiados, con Reinier poniendo la asistencia tras un robo y el georgiano dudando si chutar con la diestra, para luego encontrarse un bosque de defensas al intentarlo de zurda.

El Elche fluía por momentos mientras el Granada seguía algo errático, con precipitaciones y balones sin sentido por parte de Miguel Rubio, aunque incluso en situaciones peliagudas era capaz de improvisar alguna situación peligrosa. La impresión permanente es que hay algunos buenos músicos que desafinan en esta orquesta.

Abascal retiró a Weissman, su ojito derecho, el delantero que no chuta, para colocar a Uzuni, que desde su entrada ya empezó a hacer ruido en el área, con sus movimientos aparatosos pero más letales. Era un Granada con las líneas avanzadas, haciendo girar la ruleta de su suerte.

El técnico misteriosamente sacrificó a Manu Trigueros para conceder espacio a Gonzalo Villar sobre un verde que le vio triunfar. Nada más salir, sacó brillo a su bota. Saque de esquina en el que Ignasi metió el flequillo y Uzuni, quién si no, mandó la pelota a las mallas. Volvía el pichichi.

Se agarró al balón parado el Granada para darle la vuelta al marcador. De un córner a una falta alejada con servicio perfecto de Tsitaishvili, tras amago de Villar, y conclusión, sin caer en fuera de juego, de Loïc Williams como si fuera un bisonte en estampida. Uzuni, mientras continuaba merodeando en torno a Dituro, con un frenesí fantástico con el que podía marcar o conceder la opción a un compañero.

Pero el Granada volvió a flojear. El Elche puso una bola desde la diestra, con Neva transparente, y ninguno de los centrales fue capaz de despejar el esférico que paseó por debajo de las piernas de Williams y rozó en Ignasi hasta ser cazado por el recién ingresado Mourad para empatar a dos. El Elche se reanimó así y la estrategia a pelota detenida, fructífera en ataque para el Granada, empezó a dar jaqueca en defensa.

Los rojiblancos rebuscaron en la armería metiendo a Józwiak y Diao por los agotados Tsitaishvili y Reinier. El Elche pretendió la serenidad con sus sustituciones, mantener su sello en la elaboración.

En una falta casi frota la lámpara el Granada, pero Diao, en un barullo, no pudo concluir. Cuesta todavía definir a este joven punta, pero parece que, de momento, le circula horchata por las venas.

Para el alargue, de seis minutos, dejó Abascal el cambio en el carril derecho, Rubén por Ricard. El Elche acaparó el balón y el Granada si no se conformó del todo, sí pareció valorar más el punto. Mourad tuvo el 3-2 para los ilicitanos, pero Marc sacó una uña gatuna. Luego, Józwiak y Uzuni se confundieron en la respuesta a la carrera.

En el último suspiro tuvo una aproximación el albanés, pero Dituro le bajó la persiana. El albanés actuó con el grado de activación que merecía el encuentro. Otros siguen con la confianza baja.