Escurriéndose entre los dedos
El 'doce' ·
Habrá que seguir porfiando para que no ocurra lo mismo con las aspiraciones de ascensoEduardo Zurita
Granada
Domingo, 23 de febrero 2025, 12:25
En una desafortunada prolongación, el Granada perdió dos puntos que resultaban a priori trascendentes. Tras una ejemplar segunda parte, donde se demostró superior al Zaragoza ... en todos los aspectos –a pesar de jugar con un hombre menos desde el final de la primera parte–, se encajaron dos goles que hablan a las claras de las debilidades del bloque en cuanto suple a algunas de sus bazas titulares. Fue desaparecer Lucas Boyé, despedido con una cerrada ovación de sus aficionados que reconocían el inmenso trabajo y acierto del argentino en especial en el segundo periodo –añadido a su otra actuación estelar en Huesca– y el equipo entró en una nebulosa en sus labores de contención: un despiste en un saque de esquina y una falta de capacidad de corte en la última acción del encuentro favorecieron la tragedia final, inesperada y muy dolorosa.
No comenzó bien el partido. La apuesta de Escribá por los tres centrales con Tsiatishvili en el lateral izquierdo no funcionó y el Zaragoza se hizo amo del partido empleando esa débil banda del Granada para crear peligro. Fue desplazar a Williams a dicha posición y adelantar al georgiano al extremo derecho y el equipo cambió radicalmente, con la ventaja de adelantarse en el marcador tras el cambio táctico, con un golazo de Abde Rebbach, tan punzante en lo ofensivo como ineficaz en la contención. El Granada ya dominaba cuando ocurrió la jugada de la expulsión de Villar, otra vez, y van demasiadas en la temporada, enredado en retener inadecuadamente el balón en zonas peligrosas con resultados nefastos para su equipo.
Tras el descanso, la salida de Hongla por Rebbach recolocó nuevamente al equipo, que con un esfuerzo titánico se impuso de manera clara a su rival. Una espectacular penetración individual de Boyé, plena de fuerza y técnica, sirvió el gol a Tsitaishvili, con suerte en el desenlace. Llegó un tercer gol de Lama, anulado por fuera de juego por el VAR. Siguió hasta el final el partido controlado por el Granada, hasta el fatídico descuento. Nada hacía presagiar el desgraciado final del partido para los locales. Las piezas se habían movido con lógica desde el banquillo, pretendiendo un mayor control final del balón con un centrocampista más, Trigueros, y refrescando la banda y la punta de ataque con Rodelas y Bastón, pues Stoichkov y particularmente Boyé estaban al límite de sus fuerzas, como se observó en varios contraataques mal finalizados por falta de físico. Se escurrió la victoria entre los dedos, y habrá que seguir porfiando, insistiendo en el buen juego, para que no ocurra lo mismo con las aspiraciones de ascenso.
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