Al 'director' Montoro le tocó interpretar la partitura más difícil
El mediocentro valenciano, la parte cerebral de este Granada, atravesó el pasado curso un calvario de lesiones que no le impidió brillar las veces que pudo jugar
Fran Rodríguez
Granada
Lunes, 24 de agosto 2020, 18:15
Si Ángel Montoro es el director de la orquesta rojiblanca, el Granada vivió esta pasada temporada pendiente de adaptarse al ritmo de su música ... y asegurarse la estabilidad cuando esta parara como si del 'juego de la silla' se tratase. Y es que para siempre quedará la pregunta acerca de qué habría podido hacer el equipo de Diego Martínez con su jugador más relevante sano.
No hay que desmerecer la temporada de Gonalons, Eteki o Azeez, partícipes en el hito, pero lo cierto es que entre un Granada muy notable y uno sobresaliente la única diferencia era la presencia o no de Ángel Montoro. El valenciano representa lo cerebral, la pausa, el 'tempo', la delicadeza, la precisión, la finura. Y sin balón se ha contagiado de la solidaridad que impregna ese vestuario y aparece comprometido para ocupar los espacios, más fácil con alguien como Yangel al lado.
El valenciano cogió la batuta en pretemporada, listo para quitarse la espina de no ser un jugador importante en sus anteriores campañas en la élite. La sinfonía era larga, pero el preludio fue magnífico. Aquel equipo que sonaba a superviviencia tenía mimbres para afinar en Europa. En octubre se fue al Bernabéu a luchar el liderato.
Allí, en el punto neurálgico del fútbol patrio, descubrió Montoro que le tocaría interpretar, de nuevo en Primera, la partitura más difícil. Seis minutos duró sobre el verde y se fue con una lesión muscular que se iba a reproducir como un bucle. Volvió ante tres históricos (Valencia, Atlético y Athletic), pero no acabó de estar cómodo. Ante el Mallorca, un día de Reyes, llegó la estridencia hecha guion. Forzó en un centro del campo sin efectivos, anotó el gol de la victoria y se rompió las fibras de nuevo. El adiós a la temporada.
Pero la sinfonía escondía un movimiento final. Un virus paró el fútbol pero no su recuperación. Llegó, demostró en tres partidos todo lo que nos habíamos perdido y hasta goleó. Mozart, Beethoven, Bach, Vivaldi, Chopin... Europa siempre echó en cara a España la falta de auténticos prodigios de la música clásica. Conocerán a Montoro.
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