Más de diez horas en cola por el partido contra el Lugo
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Los Cármenes apunta hacia un nuevo lleno para el penúltimo encuentro en casa de la temporada tras aquellos contra Oviedo, Las Palmas y EibarLos Cármenes apunta hacia un cuarto llenazo consecutivo por el penúltimo partido en casa de la temporada, este sábado frente al ya descendido Lugo (18. ... 30 horas), en la lucha por el ascenso directo a Primera división tras los anteriores ante Oviedo, Las Palmas y Eibar. En torno a un centenar de aficionados hacían cola este lunes cuando levantaron la persiana metálica de las taquillas a las diez de la mañana, con las entradas bajo la misma horquilla de precios que desde el principio de la temporada. Al prever un gran ritmo de venta, el club volverá a habilitar la cesión de abonos.
No eran aún las 23.30h de la noche del domingo cuando Koke y sus vecinas bolivianas Palmira y Silvia, hermanas residentes en el Zaidín, se plantaron en Los Cármenes. Tenían por delante más de diez horas de espera; él llevó un taburete y ellas, mantas para echarse a ras de suelo. En el caso de Koke, las entradas no eran ni siquiera para él; integrante de la grada de animación como miembro de La Horizontal, hizo cola para conseguir ocho boletos para familiares que acudirán al partido procedentes de Miranda del Ebro. «Son granadinos y granadinistas pero llevan muchos años trabajando como hosteleros allí. Al tener mi abono, si no fuese por la familia no pasaría toda la noche en la calle por la cara; sabía que no iba a haber nadie aún a las once de la noche, quería asegurarme de ser el primero para que se sentasen lo más cerca posible de nosotros en el fondo sur», justificó Koke. Para su sorpresa, sin embargo, no hubo disponibilidad y tuvo que conformarse con el norte. «Me resulta raro», se encogió.
Compartió las horas de cola con sus vecinas, que compraron entradas en el mismo sector para ellas mismas y para el marido y el hijo de Palmira. «Fue muy duro dormir en el 'piso' con 'cobijas' por el frío, pero valdrá la pena por disfrutar de este partido del que tantas ganas tenemos», aseguraban, muy sonrientes. Silvia se instaló en Granada hace apenas tres semanas, pero Palmira lleva ya 17 años en la ciudad y aún no ha podido abonarse «por el curro»: «Cuido a peronas mayores, algo muy sacrificado, pero como mis hijos se han emancipado ya me voy a dar un respiro y me abonaré con mi hermana la temporada que viene», prometió. Ambas están convencidas del ascenso directo. «Yo creo que sí vamos a subir, y creo que con nuestro apoyo jugarán aún mejor. Quedan tres partidos definitivos», sostiene Palmira, ya no solo por el encuentro frente al Lugo sino por el último contra el Leganés. «Volveremos a pasar la noche aquí por el último en casa», sostuvo Silvia.
Koke, incondicional del equipo, viajó el pasado viernes a Vitoria en uno de los autobuses gestionados por el club como anteriormente a Cartagena, Málaga y Albacete. «Y si Dios quiere y todo nos va bien repetiré hacia Miranda, donde espero celebrar el ascenso con mis familiares, porque el equipo lo necesita», compartió. «El de Vitoria fue un empate brutal, acabé satisfecho porque valía más que un punto al ganar el golaveraje al Alavés tras tenerlo perdido con el resto», celebró, aunque luego matizase: «Si no hubiesen expulsado a Sergio Ruiz, habríamos ganado; el partido era nuestro. Creo que no debió protestar así teniendo una tarjeta amarilla ya, debió ser un poquito más inteligente». Este integrante de la grada de animación subrayó estar «totalmente seguro del ascenso directo, no por 'play off'». Y de Vitoria se llevó más motivos para creer, además de por la comunión entre la afición, tras visitar el hotel de concentración del equipo. «Vi a la presidenta Sophia (Yang) y me pareció una persona amable que iba a por todas por su gente, que no quería dejar el club a un lado sino ascender sí o sí», recalcó.
Koke y su madre Carmen fueron dos de los heridos al ceder la valla de la grada de animación de Los Cármenes durante la celebración del gol de Sergio Ruiz al Málaga el pasado 27 de febrero. «Han pasado ya dos meses y medio y ambos seguimos bastante mal; y no queremos dinero, solo que nos arreglen. Ni el club ni el seguro, ni nadie, se ha puesto en contacto con nosotros desde los primeros días, que sí fueron gloria; ya no se acuerda nadie. Llamo a ambas partes y se echan la pelota el uno al otro para ver qué hacen con nosotros», denunció el hijo, con una fisura en la rótula de la pierna derecha y un esguince cervical en la espalda que le impide trabajar aún como camarero, la profesión que desempeñaba hasta entonces. «A Vitoria viajé con los pies en alto en el autobús y mi madre ni tan siquiera pudo venir», apuntó. «La seguridad social no puede hacerse cargo al haber sido un accidente dentro de un recinto deportivo. ¿Quién cura eso?», se quejó.
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