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Rafael Lamelas
VIGO. Enviado especial
Domingo, 15 de septiembre 2019, 18:21
Como aventuró en caso de éxito, Diego Martínez encontró algunos vigueses que se alegraron, en parte, de la derrota del Celta. Fueron sus familiares y amigos, entre ellos su propia madre, que lució una camiseta del Granada con el número uno a la espalda y el nombre de su hijo. Seguro que siempre lo imaginó volviendo a casa como entrenador. El preparador gallego lo tuvo claro. Para él fue «una victoria maravillosa para un equipo recién ascendido como el nuestro». Y es que Diego quiso poner rápidamente el triunfo en su contexto. «Si cuando salió el calendario nos dicen que en cuatro jornadas íbamos a tener siete puntos, ni el más optimista lo firmaría», subrayó.
El encuentro estuvo marcado por varios condicionantes, aparte del que supuso el videoarbitraje en las decisiones del colegiado navarro Prieto Iglesias. «Fue un partido extraño. Además del calor y de que se ha parado mucho, el campo se secó también muy pronto, inusual aquí. Le doy la enhorabuena a todos los jugadores. Dentro de lo que suponen y condicionan las expulsiones y lo que nos puedan beneficiar, el partido había que saberlo jugar. Pedía cabeza e inteligencia. A nosotros nos gusta más que haya dinamismo para presionar y jugar arriba, pero lo importante es que hicimos el partido que debíamos. Una vez más, portería a cero y tres puntos más».
La vuelta al hogar la hizo cargado de satisfacción, sobre todo por sus pupilos. «Siento un orgullo grande por mis jugadores. Tengo un grupo extraordinario que cree en lo que hace, que trabaja duro para mejorar. El reto de Primera es reivindicarse en cada encuentro. También estoy feliz por mi familia y amigos, que querían que debutara aquí en Balaídos, en Primera división», reconoció. Con ellos estuvo departiendo al final del choque, en los exteriores, antes de subirse al autobús que llevó a la expedición al aeropuerto, para retornar a la ciudad. Diego dijo desconocer el alcance de la lesión de Fede Vico. «Pidió pronto el cambio y es un tipo duro, no se suele quejar. Pero no lo sabemos aún», se resignó.
Era inevitable que se le preguntara por el VAR y su aplicación, aunque trajo una acción al recuerdo. «Cuento lo que nos pasó a nosotros: última jugada del Granada-Sevilla. Agarrón a Puertas, posible penalti y no se pide al árbitro que mire el monitor», aportó. «Acatamos esto como profesionales. El VAR trae un fútbol más justo. Habrá que ajustar cosas a la dinámica, pero lo que es, se pita».
Diego Martínez no podía esconder su ilusión tras la segunda victoria consecutiva de su equipo en la categoría. «Estamos en septiembre, a las puertas de medirnos al Barcelona. Quién lo iba a decir. Que Los Cármenes se llene y nos apoye. Desde la humildad afrontamos cada partido como el último. La victoria ha sido difícil y hay que recuperarse. Lo prepararemos desde la ilusión, pero lo que queremos es saborear primero esta».
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