Diego se marcha a 'estudiar' a Inglaterra

Varios meses después de su decisión de no continuar en el Granada, Diego Martínez se ha apuntado al paro y mantiene fijada su residencia oficial en la ciudad de la Alhambra. Muchos todavía se extrañan de que no haya aparecido en el banquillo de algún equipo. Al final, lo que parecía una posibilidad remota, el año sabático, ha acabado siendo su realidad, habrá que ver por cuánto tiempo.

Si hubiera aceptado la propuesta que le cursó el Valencia, quizás este sábado se presentaría como el primer rival en Los Cármenes. Aquello no prosperó. No veía claro el proyecto che y por aquel entonces sopesaba quedarse en el club rojiblanco, tras muchos meses pensando en cerrar el ciclo. Aquellos últimas horas hasta su decisión final dieron mucho de sí. Pese a los argumentos vertidos, varias cosas no le cuadraron y todo ello, unido al agotamiento lógico, concluyeron con su salida.

Aquello llegó cuando los principales banquillos ya tenían asignado un dueño. Apareció el Almería, de Segunda, con un cheque en blanco para que asumiera el proyecto del jeque, pero lo desestimó. También preguntaron por él desde ligas exóticas, como la china, pero prefirió seguir esperando una mejor ocasión. Una postura arriesgada, pues puede que aparezca un gran club para reclamarlo como revulsivo o que se pase la campaña de espectador. Como él, los que fueron sus ayudantes.

Robert Moreno llegó con un nuevo cuerpo técnico y no contó con dos auxiliares a los que no les hubiera importado seguir: 'El Pescao' Fernández, preparador de porteros; y José Alfonso Morcillo, un clásico de la preparación física que había iniciado una nueva etapa en el equipo. En otras cosas, Moreno sí ha 'respetado' el criterio de Martínez. Descarta a los mismos futbolistas. El catalán nunca ha negado que le interesa aprovechar lo mejor del legado que hereda. Su impronta irá calando. Unas páginas empiezan a rellenarse. Las de su predecesor ya son historia.