Luca Zidane encarga otra ronda en los penaltis

Fue un 'once' mutado en el que solo repitió Ricard con respecto a Almería, y porque está castigado el sábado en Liga. Lucas Pérez, del filial, nada que ver con el delantero del Deportivo, fue distinguido con su primera titularidad en el primer equipo. Central imponente en el Recreativo y solo lateral zurdo ocasional, Escribá le vio como relevo de Brau para no sobrecargar a su defensor habitual, aunque vio una amonestación antes del descanso y forzó que el murciano regresara en la segunda mitad.

Varios futbolistas entraron al encuentro como si no fuera con ellos la cosa. Ponía nervio el Zaragoza y Tasende comprobó que Luca Zidane sí estaba espabilado. No salía el Granada de su particular nebulosa mientras los locales se empeñaban en meter balones al área al redoble de tambores. Ricard despejó uno de zurda y se giró como si ya no hubiera peligro, pero Calero casi compromete la seguridad rojiblanca con un chut.

Los nazaríes no salían de su enredo y el Zaragoza lo iba a aprovechar a la carrera. Saltó Lucas Pérez sin obstaculizar un avance en el ecuador del campo, dejando un prado a su espalda por el que trotó Calero para poner un centro medido con cabezazo rotundo de Adu Ares que acabó en la red.

Al partido le faltaba continuidad y los visitantes se limitaban a despejar balones, sin apenas profundidad, con síntomas de cansancio en Ricard, prudente de más Lucas Pérez en el otro lado. Rodelas quería y quería, pero los demás no le acompañaban. Corbeanu provocó un córner, pero se puso en juego tan mal que provocó una estampida maña que terminó en el área contraria con un dudoso penalti de Sergio Ruiz sobre Ares, a quien puso un pie delante y fue el jugador cedido por el Athletic el que le golpeó al ir a lanzar. Sin VAR mediante, quedó todo a criterio del árbitro, al que 'corrigió' Luca con un despeje, vivo Manu Lama para luego alejar la pelota ante los ojos de su padre, el periodista, en la grada.

La salvada del portero, un lujo a la hora de sacar el balón jugado con criterio, levantó el ánimo de los granadinistas. Diao se intentó escapar con un desmarque de ruptura y Rodelas empezó a enroscar mejor el tobillo izquierdo, su servicio postal de asistencias. Le mandó una banana con portes pagados a Weissman, que el israelí no desaprovechó.

La diana hizo que el Granada se creciera y, en un córner, hasta se puso por delante. Lucas Pérez rozó la bola en el saque, pero fue Clemente quien, con un movimiento de espuela, la alejó hacia su propia meta en los morros de su propio portero, Femenías.

El 1-2 era un resultado maravilloso al descanso, pero Ares dinamitó la ilusión de los nazaríes con un caracoleo ante Ricard, que reculó sin medida, con un tiro que limpió la escuadra por dentro.

Con Lucas Pérez amonestado, saltó Brau al tapete. Seguía animado Rodelas y alienado Corbeanu, con una pachorra exasperante. Agitaba más el Zaragoza, aunque sin concretar su dominio, fuerte el Granada atrás para repeler, con Loïc muy atento, variando por sí solo el funcionamiento atrás.

Se enfrió La Romareda, con un Granada que atacaba con una circulación empachosa y un Zaragoza que prefería esprintar. El ataque rojiblanco sufría una enorme sequía, nulo Corbeanu. Le tocó relevo con Tsitaishvili y también a Manu Trigueros, agotado, con Gonzalo Villar. En los maños ya estaba Liso también.

El desparpajo continuaba correspondiendo a Rodelas, con su fútbol callejero, puro, pero Escribá le quitó, tal vez pensando en la Liga, para colar a Józwiak. En la rueda también hubo sustitución de central porque Lama no pudo seguir, aparentemente acalambrado, y saltó Miguel Rubio, algo bruto en sus intervenciones.

La prórroga se hacía inevitable, sin mucho más munición en el banquillo, aunque Tsitaishvili emprendió un eslalon con cañonazo que no surcó el cielo hacia palos por muy poco. Loïc abortó tantas apariciones como pretendió el Zaragoza y el asunto se fue a la media hora extra.

Nada más arrancar la fase crítica, los rojiblancos casi aciertan en una carambola a envío de Brau, que tocó Diao y luego Weissman. Se sacó un córner y en el tumulto apareció Diao tras un rechazo, pero se le nubló la vista entre tanta gente cuando tenía un panorama bastante favorable.

Eran minutos que sí sabían a Copa, con dos contendientes parejos que querían evitar los penaltis a toda costa. Juego muy directo que fundió a los centrales. Loïc encendió las alarmas cuando pidió que le quitaran, a pocos días del choque con el Racing. Oscar se dispuso a perseguir enemigos desde entonces, a anticiparse a sus pasos.

Sin dianas se adentraron todos en la segunda parte de la prórroga. El Zaragoza cercó al Granada, pero los rojiblancos mostraron resistencia. Todos iban bastante justos y era más fácil la gresca, como la que hubo entre Weissman y Calero, que claridad de ideas.

Siren Diao pudo evitar la ronda por el punto fatídico, en una cabalgada rompedora por el sector maño con tiro cruzado ante con el que llegó a acariciar el poste. Tsitaishvili puso un servicio musical de falta que no mandó a guardar Brau por la pericia de Femenías, que ya calentaba guantes para lo que le venía a continuación.

Villar empezó y definió con sutileza. Francho respondió rotundo. Sergio Ruiz la ajustó al mismo sitio que su compañero. Calero no dudó en su oportunidad, pero Weissman chutó flojo y mal. Luna adelantó a los suyos y Zidane decidió ponerse la capa de superhéroe. Lanzó con más clase que nadie y paró el intento de Clemente. Tsitaishvili y Bare vieron la red. Miguel Rubio metió presión y a Mañas se le vino el mundo encima. El Granada hizo historia con un rival inaccesible y a su portero le alumbraron los focos del estrellato.