Kirian tumba en el alargue al Granada
Los rojiblancos, que jugaron con uno más durante más de media hora, tiran su solidez por la borda tras los insustanciales cambios de la segunda mitad
Kirian Rodríguez, ese chico abnegado que superó un cáncer hace un año, tumbó en el alargue a un Granada que se ablandó cuando más firme ... debió ser sobre el césped del Gran Canaria. Los rojiblancos, que jugaron con uno más durante más de media hora, tiraron su solidez por la borda tras unos insustanciales cambios de la segunda mitad, con una actitud generalizada intolerable en ese tramo decisivo, menos en Primera división. Todo el tesón previo, la mejorada disposición defensiva con Torrente atrás, se esfumó cuando el murciano salió del campo y los relevos jamás le cogieron las riendas al encuentro. Lejos de ello, Las Palmas, con diez, llegó con más frecuencia y al final se apoderó de los tres puntos en juego.
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Paco López armó una versión más compacta de los rojiblancos, con más seriedad que lucidez, pero el encuentro se le hizo largo y los recursos ofensivos para intentar decantarlo le dejaron en la estacada. Se corrigió a sí mismo sacando a Melendo del pivote para recuperar a Sergio Ruiz y amputó a Bryan Zaragoza en el costado, al que se le olvidó el papel de revulsivo e incurrió en pifias impropias del malagueño en tiempos recientes. Salió de titular Puertas, generoso pero sin decisiones rotundas con el balón. Atrás, la zaga se blindó con Torrente junto a Ignasi, dos zurdos, pero cuando el chaval dejó al catalán con Víctor Díaz, la zaga quedó abierta en canal. Hasta el portero André Ferreira, de nuevo presente por la rotación, quedó salpicado porque su mano no fue contundente en el zurdazo de Kirian.
UD Las Palmas
Valles; Julián Araujo, Suárez, Mika Mármol, Sergi Cardona; Kirian, Loiodice (Herrera, m. 91), Perrone (Saúl Coco, m. 60); Pejiño (Marvin, m. 46), Jonathan Viera (Javi Muñoz, m. 66) y Munir (Sory Kaba, m. 66).
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Granada
André Ferreira; Ricard Sánchez, Ignasi Miquel, Raúl Torrente (Víctor Díaz, m. 72), Carlos Neva (Álvaro Carreras, m. 72); Gumbau (Gonzalo Villar, m. 64), Sergio Ruiz, Melendo (Bryan Zaragoza, m. 72), Antonio Puertas; Uzuni y Lucas Boyé (Diédhiou, m. 81).
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GOL: 1-0, m. 92: Kirian.
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ÁRBITRO: De Burgos Bengoetxea (comité vasco). Expulsó por doble amarilla a Mika Mármol (m. 58). Amonestó a los locales Sergi Cardona (m. 39), Araujo (m. 43), Nzulu (m. 59) y Sory Kaba (m. 80); y a los visitantes Gumbau (m. 7), Gonzalo Villar (m. 70), Ricard Sánchez (m. 82) y Álvaro Carreras (m. 90).
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INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 6 de LaLiga EA Sports, disputado en el estadio de Gran Canaria, ante 24.848 espectadores.
Las Palmas, equipo de trazo fino pero sin mucha puntería, salió con Munir de referencia y el hispanomarroquí tuvo dos acciones de gol al espacio, pero ambas canceladas por fuera de juego. Los amarillos apretaron en el comienzo y los resortes rojiblancos soportaron las embestidas. No tenían estos profundidad en esos compases, aunque con fútbol directo generaron alguna inestabilidad. Uzuni reclamó un penalti en una disputa con Suárez, que no pareció 'pitable'.
Pasaban los minutos y el Granada se quitaba el dominio de unos locales a los que se les escurría la aguja de hilar en los últimos metros. Boyé cuerpeó y prolongó al espacio para una subida de Ricard, frenético con un autopase, que buscó a Uzuni en el área, pero Julián Araujo, cabello rosa, se le anticipó en la pasarela crítica. El albanés, un incordio entre líneas, fue la percha de los palos para los canarios, que se fueron al descanso con tres de sus cuatro zagueros amonestados, algo que tendría consecuencias con la expulsión de Mika Mármol.
Sin detenciones de los porteros, esmerados apenas ambos en atajar balones aéreos en saques de esquina, asomó el descanso con un Granada que crecía, lanzado por el costado de Ricard. La polémica quedó servida cuando De Burgos señaló un penalti de Las Palmas por supuesta mano de Perrone, pero Del Cerro desde la sala VOR le convocó y, deliberando y viendo la pantalla, corrigió su decisión e indultó a los amarillos.
Gumbau tanteó a Valles con un lanzamiento lejanísimo, aunque no le inquietó. Boyé exhibía su maestría cuidando la pelota y su astucia para provocar faltas. Bailó con Mármol, se le escapó y el central le hizo una falta por detrás obviable, que le costó la segunda amarilla. García Pimienta reestructuró con Coco atrás.
Puertas asomó con un centro que Valles despejó con los pies cuando se le venía encima, hacia la guarida, y André Ferreira tuvo que salir de sus dominios para patear una pelota ante Viera. El Granada necesitaba abrumar ante la superioridad numérica. Paco López quitó a Gumbau, que estaba apercibido, para darle la batuta a Gonzalo Villar, una vez que Las Palmas había debilitado su centro del campo.
El murciano quiso ser como Von Karajan, pero la orquesta desafinó sin medida, con frivolidades del centrocampista que no vinieron a cuento. Los rojiblancos se aposentaron en campo contrario, pero Las Palmas no estaba muerta y Sergi Cardona sacó un zapatazo que alejó Ferreira. Perdonó Sory Kaba, al poco de entrar, con un cabeceo en el que la zaga, ya con Víctor Díaz por Torrente, se volvió soluble.
López había hecho un triple cambio con el capitán y dos presumibles puñales por fuera, Álvaro Carreras por Neva y Bryan Zaragoza por Melendo, pero el retoque descontroló al equipo, que se volvió endeble. Faltaba compostura y algo de percusión. Para ello fijó arriba a Diédhiou por Boyé, pero las cosas fueron todavía a peor sin el argentino, con pérdidas absurdas, riesgos que no tocaban y llegadas furtivas de Las Palmas que comprometieron la integridad rojiblanca.
El mazazo llegó en el alargue, cuando Kirian apareció por la corona del área, tras una acción en largo, para chutar con el alma y doblar las manos de André Ferreira. Emoción en las cara del tinerfeño que llevó en volandas a los suyos frente a unos rojiblancos planos cuando les tocaba ser letales, que se hundieron cuando todo se les ponía propicio. Los refrescos dejaron en mal lugar a su entrenador, que tiene ante sí unos días duros, con partidos el jueves y el domingo. Fue autocrítico al final en su comparecencia. Se responsabilizó, evocando a aquella derrota sonrojante de otro Paco, Jémez, hace siete años. Aquello fue una goleada. Esta, una derrota de las que agravan una tendencia deprimente.
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