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Sopla aire fresco en Los Cármenes
El Granada reengancha a su gente con bravura, mediante los goles de Boyé (partidazo), Hongla (tremendo) y Lama, que debutó en Liga de la mejor manera. Muy bien Rebbach, fallón Stoichkov, los nuevos
Sopla aire fresco en Los Cármenes de nuevo tras una victoria redonda de un Granada muy competitivo ante el Sporting de Gijón. La afición se ... reenganchó para dejar atrás el mal arranque de enero y el culebrón Uzuni, a lomos de un equipo que destacó por su bravura, con un líder incuestionable, Lucas Boyé.
Abrió el marcador el argentino provocando un penalti que falló en primera estancia, pero no en la apelación del VAR. En la segunda parte, Hongla exhibió que guarda mil recursos y solo una tonta infracción de Brau en el área, que permitió un tiro desde los once metros a los asturianos, deparó algo de inquietud para las últimas curvas. Manu Lama espantó fantasmas en la prolongación para distinguir su primer encuentro en Liga, que ha llegado demasiado avanzada la temporada. También se estrenaron Rebbach y Stoichkov, muy aplicado el argelino y fallón el gaditano ante la portería. Los nervios del estreno del último en aterrizar.
Granada
Luca Zidane; Rubén Sánchez, Pablo Insua (Manu Lama, m. 82), Loïc Williams, Miguel Ángel Brau; Martin Hongla, Sergio Ruiz, Tsitaishvili (Gonzalo Villar, m. 86), Rebbach (Reinier, m. 66; Manu Trigueros, m. 94); Weissman (Stoichkov, m. 67) y Lucas Boyé (Siren Diao, m. 94).
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Sporting de Gijón
Yáñez; Guille Rosas, Róber Pier (Nacho Martín, m. 57), Diego Sánchez, Pablo García; Olaetxea (Dotor, m. 92), Gelabert, Nacho Méndez (Mbemba, m. 92); Dubasin, Queipo (Campuzano, m. 68) y Juan Otero (Caicedo, m. 92).
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GOLES: 1-0, m. 28: Lucas Boyé, de penalti, en la repetición del lanzamiento por invasión de área, tras fallar un primer intento; 2-0, m. 67: Martin Hongla; jugadón personal del camerunés, con recorte seco al llegar al área y chut a la escuadra; 2-1, m. 83: Juan Otero, de penalti; infracción cometida por Brau sobre Dubasin avisada por el VAR; 3-1, m. 91: Manu Lama; cabezazo que supera la línea, pitado a posteriori.
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ÁRBITRO: Muñiz Muñoz (comité aragonés). Sin amonestados entre los locales; y amarillas a los visitantes Róber Píer (m. 27) y Gelabert (m. 87).
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INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 24 de LaLiga Hypermotion, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes ante 15.450 espectadores. Minuto de silencio por Juan Pérez Arango, expresidente del Sporting de Gijón.
Salió Boyé como un toro desde el saque inicial, dando un revolcón a Róber Pier al ir a taparle sin capote. Quería el capitán argentino dejar una impronta amenazante al Sporting. Rebbach enfilaba por la izquierda y se estrenó con un choque de cabezas con Olaetxea. Si el café previo del argelino no estaba cargado, esto le espabiló para dejar muy buenos destellos. Es inteligente en sus movimientos y tiene sprint de jamaicano, algo que hacía mucha falta a un equipo que solo con Rodelas ha desplegado alas con amplitud.
Loïc fue el primero en cuestionar a Yáñez en un remate tras el saque de una falta por parte de Sergio. Por la derecha iba en expreso Rubén Sánchez. Un envío suyo encontró a Weissman, pero el israelí no pudo empalmar el balón. Tampoco lo pudo hacer con propiedad Boyé, con mucho tráfico delante.
El israelí retornó a la titularidad, pero su maldición en Los Cármenes se aposentó de nuevo en una acción eléctrica. Boyé tocó atrás para Rebbach en un contragolpe y el cedido por el Alavés templó para Weissman, que de pronto se encontró a Yáñez saliendo a buscar mariposas casi hasta el centro del campo. Shon chutó desde lejos pero sin oposición, pero el lanzamiento se fue llorando hasta no encontrar la madriguera ante la incredulidad general.
Rebbach agitaba el ataque con su turbo, mientras que Insua cortaba acciones de mérito atrás, como si anticipara lo que iban a hacer sus antiguos compañeros. Con la bola, el Granada incurrió en algunas indecisiones durante la primera mitad, sobre todo Brau y Luca Zidane, quien casi se complica la vida en un par de acciones.
Weissman siguió con su desacierto en las conexiones, hasta que apareció Boyé como un depredador. Rubén Sánchez se inyectó por el pasillo central y colocó un envío sutil con la zurda, parabólico. El argentino encaró el área y Róber Pier le cazó para que el árbitro señalara penalti.
La suerte de los once metros era una rutina para Myrto Uzuni. Boyé asumió la responsabilidad, pero Yáñez le adivinó el lugar y evitó el peligro. Hubo córner, pero el colegiado interrumpió el saque hasta asegurarse de que las reglas se habían cumplido. El portero sí tenía un pie metido, posición correcta, pero tres de sus camaradas habían invadido el área. El joven Muñiz Muñoz señaló que tocaba repetir y Boyé, tirando al mismo lado pero con más fuerza y colocación, no erró el segundo intento.
La ventaja no templó del todo al Granada, que no dominaba el encuentro aunque atacara en ciertas secuencias. Rebbach probó también su ajuste, pero el tiro se alejó un poco de los palos, mientras que Weissman se estrelló con Yáñez en otra llegada bastante clara.
Atrás, los nazaríes tampoco se sentían cómodos. El Sporting exigió reflejos a los centrales en varias acometidas y el primer tiempo se consumió con un libre directo de Otero que dio en la barrera.
Los locales tenían que asir mejor la contienda para que los puntos no se esfumaran. Se percibió una presión más intensa al reanudar. Guille Rosas se lamentó en una cabalgada de los asturianos, pero el que tuvo motivos para tirarse de los pelos fue Giorgi Tsitaishivili. En su enésima diagonal en regate estuvo cerquísima de marcar, pero el balón rebotó en la cepa del poste y salió escupido fuera. Boyé se encontró otra carambola a palos en la continuación de un córner, un misil que bien pudo quebrar el larguero.
Ese lapso de bravura aminoró un ápice tras estos arreones, como si el equipo prefiera fallar poco que crear. El Granada necesitaba nuevos estímulos y, superada la hora de encuentro, Escribá los buscó en Stoichkov y Reinier. Rebbach se fue ovacionado y Weissman, entre bastantes silbidos.
Los Cármenes sí festejó al nuevo fichaje, pero el grito del gol lo iba a traer otro en pocos segundos, Hongla, con un jugadón personal por la izquierda con quiebro seco y torpedo a la escuadra. Con el camerunés siempre queda la sensación que puede llegar hasta donde quiera si su cabeza está en orden.
Otero casi interrumpe el jolgorio con un disparo que acarició la red por fuera, pero pareció una anécdota. Stoichkov sintió pronto los flashes cuando Boyé le sirvió su primer pase valioso, pero Yáñez se le agigantó ante su zurda en el mano a mano dentro de su cerco. Al gaditano se le volvió a resistir la consecución en otro regalo de Sergio Ruiz, pero entre un recorte deficiente y un zapatazo flojo, Yáñez volvió a salir ileso.
En un balón pasado, Brau dio en la pierna de apoyo a Dubasin y la jugada continuó como si nada, pero el 'pingüino' se quedó reclamando y el VAR chivó al árbitro que algo había. Con carácter retroactivo, penalti para Otero, que fusiló. El partido, que iba camino de la goleada de los anfitriones, se complicaba algo para el último tramo. Entre tanto, Insua se había quedado conmocionado en un lance y tuvo que dejar su sitio a Manu Lama.
Aplicado como siempre, el madrileño tuvo al fin su bautismo en Liga, más que merecido por sus méritos en Copa, coronado con un cabezazo soberano, que superó la línea pero que se pitó a posteriori, con celebración apasionada de todos en piña ante la emoción lógica del joven defensa, a lágrima viva, el sueño de ser héroe por un día.
El alargue se allanó. Hongla se había aplicado en la zaga como marcador para formar con tres centrales. Villar acampó con su casaca en la medular. Reinier se rompió en ese rato, pero nada iba a comprometer el resultado. Del Granada de Uzuni se ha pasado al de Boyé. Todo más colectivista, gremial. Veremos si mejor.
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