El Granada merece mucho más ante el Betis

Paco López no revolucionó su alineación con respecto a Las Palmas y solo introdujo a Gonzalo Villar. Quería el técnico que la organización prusiana que prevaleció durante más de una hora en Gran Canaria tuviera continuidad en Los Cármenes, pero con el aguijón colocado arriba. Insistió en Antonio Puertas, que dejó una primera parte que evocó a sus mejores años. El almeriense toma el pulso al partido en su primer contacto con el balón. Si este le sale bien, y le salió, algo se apacigua en su mente y contribuye al juego ofensivo sin obcecarse. Todavía le falta confianza y ritmo, pero por lo menos estuvo a la altura del reto.

Gumbau quedó amonestado pronto, algo peligroso con un centro del campo tan falto de recuperadores. El catalán se manejó como pudo y tuvo relevo en la segunda mitad. Sufría pesadillas Carlos Neva con el joven Assane, vigoroso y rápido, dificilísimo de aplacar. Aun con desgaste, el gaditano se escabulló por la izquierda junto a Puertas para devolverle el balón al almeriense, que voleó mal.

La pelota se iba aproximando a la meta y Bravo tuvo que fajarse en varios remates, aunque los iniciales fueran bastantes centrados. En una falta, Gumbau encontró con su envío a Torrente y este peinó hacia Ignasi, que estuvo a punto de celebrar su cumpleaños con gol. Boyé firmó una maravilla de acción con control de pecho escorado en la derecha para orientarse el esférico y correr como un purasangre. Uzuni esperaba el toque, pero el argentino optó por chutar y se encontró con el poste.

Bravo sí se tuvo que esmerar en una internada por el carril central de Puertas en la que el 'diez' lanzó con el alma, pero el chileno sacó un garfio.

El Granada seguía ordenado, intenso, con soltura en ataque. Boyé se llevó un golpazo en la nariz y actuó durante muchos minutos con un orificio tapado por la sangre. Las dificultades respiratorias apenas se acusaron y los rojiblancos continuaron intrigando, sufriendo por los costados de Assane y Abde, pero con más ayudas que en otras citas.

Todo iba bien, pero de repente Uzuni sintió algún malestar y pidió el cambio. Entró Bryan Zaragoza, que se alejó del costado y se puso cerca de Boyé para no alterar la estructura. Sin embargo, el Betis, que había estado al ralentí, cohibido por el empuje local, se sintió más dispuesto para circular. El Granada acusó algo el esfuerzo, pero sin descomponerse. El grupo pedía la pausa para reponer fuerzas.

Regresó igual, con el mismo ímpetu y una banda mejor afilada con Bryan, dispuesto a sacar de quicio de Abner. Todo parecía prometedor hasta que Torrente, impecable hasta ese momento, erró en la salida. Interceptó su pase Ayoze y Assane apareció para meter el enésimo tanto desde la frontal a los nazaríes.

Era la prueba del algodón para el equipo, la comprobación de su estabilidad emocional. Lo acusó en los minutos siguientes. El Betis pasó a dominar y André sacó reflejos ante un tiro envenenado de Isco. Luego se revisó una diana de Chadi, en un fuera de juego en el que intervino a Ayoze pero que llevó a los de la sala VOR a usar el microscopio.

Paco López intentó revertir la tendencia con Sergio Ruiz y José Callejón, pero el Granada proseguía bloqueado y en un córner elaborado, el Betis estuvo a un pelo de aumentar su ventaja. Lograron salir de las cuerdas los rojiblancos en una intervención del motrileño que cabeceó alta Boyé. A la siguiente del ariete, a la cazuela. Varió la orientación Gumbau para Bryan y este guardó el culebreo y dispuso un envío medido y tenso para el empalme de Boyé.

El Betis contestó en una oleada en la que Rodri se topó con André. López rescató a Weissman y Petrovic de la 'marginación'. Querían e iban al frente, aunque no siempre con el tacto adecuado.

Generó una tremenda Bryan de nuevo ante Abner en la que no tuvo tino Callejón para superar a Bravo. Tampoco Boyé en un remate imperial, al enésimo regalo espectacular de Bryan, esquiando por la cal.

La contienda entraba en ebullición y el Granada quería algo más que el mero punto. Un esfuerzo generoso, sin ton ni son, que podía costar caro pero que también enorgullecía a la hinchada. Al final fue un empate, pero de buen sabor. Verificar que con esta actitud lucha con cualquiera.