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La UDA agarra de la mano al Granada
Empate que no sirve a ninguno de los dos, que 'pelearán' por el título de colista merecidamente. Esperpéntica primera parte nazarí y algo mejor la segunda, pero insuficiente
La Unión Deportiva Almería agarró de la mano al Granada para llevárselo al infierno de Segunda división. Ambos se queman ya los pies. El derbi ... acabó con un empate que no sirve a ninguno de los dos, que 'pelearán' (énfasis en las comillas) por el título de colista merecidamente. Si cabe, compitió mejor el conjunto visitante, sobre todo en la primera mitad, en la que los locales interpretaron un verdadero esperpento. Lejos de motivarse con una hinchada entregada, les pudo el peso de la responsabilidad hasta abochornarla. Tras el descanso y la entrada de Lucas Boyé, los nazaríes se reactivaron, pero tuvo que entrar Gumbau para dar un gran pase a Uzuni que equilibró la balanza. Hubo un penalti a favor para voltear todo, pero fue rebatido por una mano de Maouassa en la acción. El VAR hizo de extintor y la escuadra se volvió a atolondrar. Estuvo más cerca el segundo de los indálicos que la remontada de los de Alexander Medina, que sigue la vereda de Paco López y no le mejora apenas.
Por momentos, la cita trajo a la memoria la frustración de aquel día con el Espanyol que consumó un descenso. La impotencia, el tembleque, la espiral destructiva. Es quimérico otorgar otro voto de confianza a un plantel que tenía al último delante y a unos seguidores entregados. Hubo a quien le quemó la pelota y quienes no saben muy bien qué hacer con ella. También aparecieron algunos valientes, pocos, que sí quisieron levantar al resto de la lona, pero no fue suficiente para remontar.
Granada
Augusto Batalla; Ricard Sánchez, Miguel Rubio, Piatkowski, Carlos Neva; Hongla (Gumbau, m. 65), Sergio Ruiz, Gonzalo Villar (Maouassa, m. 32; Antonio Puertas, m. 91)); Pellistri (Józwiak, m. 91), Melendo (Lucas Boyé, m. 46) y Uzuni.
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UD Almería
Maximiano; Marc Pubill, Edgar, Radovanovic, Langa; Baba (Lopy, m. 84), Robertone, Sergio Arribas (Pozo, m. 65), Embarba; Jonathan Viera (Melero, m. 65); y Choco Lozano (Marezi, m. 74).
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GOLES: 0-1, m. 9: Marc Pubill; 1-1, m. 75: Uzuni.
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ÁRBITRO: Gil Manzano (comité extremeño). Amonestó a los locales Gonzalo Villar (m. 4) y Gumbau (m. 68; acarrea suspensión); y a los visitantes Robertone (m. 77), Marc Pubill, (m. 79), Pozo (m. 90) y Edgar (m. 98).
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INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 25 de LaLiga EA Sports, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 18.716 espectadores.
Quién le iba a decir a ciertos aficionados que se echaría tanto de menos a Ignasi Miquel, aunque conviene recordar que también faltaba otro candado, Bruno Méndez. Para que Piatkowski no recordara la pesadilla sufrida con Las Palmas, Medina prefirió que se perfilara por la derecha y que fuera Miguel Rubio el que remediara como central zurdo. El empaste pronto acusó gravísimos problemas de fluidez en la salida de balón. Todo empezó a tambalearse por ahí.
Antes de cuajar, el encuentro reflejó dos acciones ofensivas en las que se subrayó la importancia de los porteros. Batalla blocó una falta lateral y accionó un avance con las manos hacia Neva, que encontró a Baba por el camino. Fue saque de banda, pero el gaditano estuvo astuto para sacar rápido hacia Uzuni, aprovechando que así no había fuera de juego, y el albanés acudió raudo a medirse con Maximiano, pero esperó demasiado y se cruzó Langa.
En ese córner, el portugués hizo lo mismo; parar y sacar, en este caso pateando en largo, para que Embarba tuviera su duelo con Batalla, que salió a despejar con el pie a la linde de su área.
El Granada trató de calmar las cosas con una posesión algo espesa. Venía Hongla, devuelto al pivote, de hacer una apertura con el exterior a lo Modric. Se sobró un poco y luego intentó un pase cruzado fatal, hacia tierra de nadie, por la que pasó como un torpedo Marc Pubill, lateral que llegó del Levante a la UDA por una pasta y que escondía un bazuca en la pierna. Batalla se quedó absorto con el derechazo del rival, que ponía el 0-1 y convertía el estadio en un manicomio.
Tanta sobreactuación épica en los días previos dejó una extraña resaca en el equipo. El susto se instaló, el miedo terrible al error, cada vez más achicados los jugadores teóricamente mejor dotados. Hubo un amago en una llegada de Pellistri con tiro en giro de Melendo, pero los acontecimientos se pusieron a pedir de boca para los visitantes. El reflejo del trauma lo personificó Gonzalo Villar, amonestado pronto, temblando con la pelota, con pases de cortesía atrás que enfadaron al público.
Todos parecían superados, como si les viniera muy grande el reto al que aspiran. Atrás, volvieron los problemas de detección. En una falta botada, Embarba llegó a anotar, pero se señaló un fuera de juego previo de Edgar en la peinada hacia su dirección. También hubo otra anulación por una posición así más clara, en otro avance en superioridad.
Medina hizo un cambio a lo Paco, pero no López sino Jémez, pues Villar apenas superó la media hora. Le devolvió el saludo en el relevo al menos. Salió Maouassa, que había mostrado detalles en Montjuic, pero que se contagió pronto de la histeria general, mal incluso en lo que había brillado más hasta ahora, los centros templados y con menos depósito que un Seat Panda.
Era un despropósito y la UDA perforaba la débil moral de los anfitriones. Todo era lamentable y el bochorno subió a la grada, con una pitada de las que no se recuerdan al grupo cuando se fue al vestuario, con una necesidad urgente de medidas tácticas, alguna sustitución más y un apercibimiento de que esa actitud era intolerable.
Boyé salió a calentar y los parroquianos tuvieron un arrebato de fe. Apuraron los demás la salida, seguramente porque la charla de Medina fue intensa en la pausa. El delantero argentino reemplazó a Melendo. Del 4-3-3 inicial al 4-2-3-1 con Maouassa, para derivar en el clásico 4-4-2. Hongla cabeceó fuera un saque de esquina del galo. Luego este se pasó de potencia en un chut. Pronto se iba a quedar sin energía y se iba a convertir en un lastre en las cargas.
Neva no es un virtuoso, pero sí mostró un enorme compromiso hasta la fatiga. Le sirvió un balón a Pellistri ante el que se cruzó Langa al límite. Boyé se multiplicaba, pero no podía ser él el que robara, generara la aproximación y la rematara.
El despropósito regresó ante un Granada patoso en lo que proponía. Intento aclarar algo Medina con Gumbau. El centrocampista catalán, pronto amonestado, serenó los ánimos simplemente jugando un poco al fútbol, poniendo criterio.
El equipo carecía de profundidad y a Medina solo le quedaba una rueda de cambios. Cundía la sensación de que había algún hombre menos hasta que Gumbau divisó a Uzuni y este batió con dureza a Maximiano. De nuevo Gumbau le puso una falta caramelizada a Piatkowski que no remató este misteriosamente. El '23' buscó otra asistencia en largo a Maouassa, cazado en el área por Pubill.
Boyé se fue al punto gordo. Los renglones torcidos se iban a enderezar, pero de repente llamó el VAR a consultas y condicionó la decisión por la «intensidad» del lance.
La rectificación dejó hundido al personal. Hubo refriegas, sin orden ni concierto, pero nadie marcó, aunque la UDA lo acariciara. Nadie celebró el resultado. Les pone el sello 'Hypermotion' a los dos.
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