Sin balas en el revólver
Uzuni y Boyé fuerzan para jugar contra el Valencia y lo dan todo en el campo, pero acaban tan frustrados como en cada una de las jornadas anteriores al no materializar el equipo en gol alguno ninguna de las ocasiones de las que gozó
Hay muchas formas de morir deportivamente hablando y Myrto Uzuni y Lucas Boyé han elegido hacerlo en pie. Sigan o no la próxima temporada en ... Segunda división, ambos delanteros volvieron a demostrar contra el Valencia que su compromiso con el Granada será el máximo posible al menos mientras vistan su camiseta. Los dos corrieron el riesgo de terminar de lesionarse del todo una vez más tras probarse definitivamente la misma mañana del partido, sin haber entrenado junto a sus compañeros hasta el día anterior. Ambos formaron la dupla de delanteros en ataque y pelearon como nunca –como siempre, en realidad– para que su equipo pudiera ganar al fin. Sin embargo, tampoco iba a ser en esta ocasión.
Tan claro tenía Uzuni que iba a jugar sí o sí frente al Valencia que incluso fue a la peluquería para teñirse de rubio y estrenar 'look'. Si el albanés anda preocupado por asistir en verano a la Eurocopa con el combinado nacional, a cuya histórica clasificación contribuyó, no lo parece en absoluto. José Ramón Sandoval dijo en Cádiz que no jugó allí por sentir «un 99% de dolor» durante el calentamiento; a falta de saber cuánto bajó ese porcentaje esta semana, sí podría concluirse que lo que realmente le duele es el desencanto de sus hinchas. Y por ellos parece dispuesto a dejarse lo que haga falta en Los Cármenes. Tampoco debe dolerle mucho menos lo suyo a Boyé, al que se le va a quedar el pie tonto de tanta anestesia.
Tanto Uzuni como Boyé saltaron con ganas de enfrentarse a quien se cruzara en sus caminos, ya fueran Mosquera y Cenk o cuantos quisieran sumarse. El argentino, visiblemente mermado, trataba de jugar a uno o dos toques porque a más no podía y brindar a sus compañeros las mayores ventajas que pudiera. Nada más comenzar, habilitó a Facundo Pellistri por la derecha pero este no acertó luego en el centro, buscándole casi siempre luego aunque apenas consiguieran conectar y casi que ganó más balones en el área propia que en la ajena. Fue un despeje suyo al primer palo en un saque de esquina ya en la segunda mitad, curiosamente, el que acabó con el gol de Almeida. La primera reacción de Sandoval fue darle descanso a Uzuni.
Un mazazo que reabrió la caja de los truenos en Los Cármenes pese a que el Granada llegó a abrumar al Valencia durante la primera parte. Aún en el primer cuarto de hora, Myrto Uzuni tuvo dos ocasiones que no consiguió embocar por poco, forzando las primeras paradas de Mamardashvili y una cobertura prodigiosa de Thierry. Siempre intenso en la presión el albanés, pasado de revoluciones en muchos de sus esfuerzos ante los reiterados errores del Valencia en salida, el árbitro Hernández Hernández tuvo que llamarle la atención en más de una ocasión y hasta se las tuvo con Dimitri Foulquier en un lance.
Lucas Boyé, inédito de cara a puerta desde septiembre, también hizo todo lo que pudo por aportar un gol 19 partidos después. Incluso se pidió una falta en la frontal que, pese a sus ganas, mandó a la barrera. Muy metido en el encuentro pese a que sus medias iban bajándose cada vez más conforme se le iban subiendo los gemelos, el argentino fue incluso amonestado al pedir un penalti tras el descanso. Su impotencia era la de todos.
Desde que el Valencia se puso por delante, ya sin Uzuni y con Boyé cada vez más espectral, lo del Granada fue un querer y no poder. No ayudó a calmar la ira de los hinchas que Matías Arezo, una de las fastuosas inversiones bajo esta propiedad, mandase la pelota a las nubes en una posición inmejorable dentro del área entre otras pifias. Al Granada, por si cabía alguna duda, se le ha quedado sin balas el revólver.
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