Darwin Machís reclama su sitio
LA CONTRACRÓNICA ·
El venezolano vuelve a la titularidad tres meses después y lidera a su equipo en ataque en el Pizjuán tras adelantarle con un golazo marca de la casaRubén Torrecilla está alumbrando una nueva versión de Darwin Machís, quién sabe si mejor, y desde luego determinante para el objetivo de la permanencia en ... esta recta final. Hacía tres meses que no era titular y estaba dispuesto a aprovechar la oportunidad en un escenario de los que excitan. Delantero junto a Luis Suárez como en Vitoria para obrar la remontada del equipo ante el Alavés al asistir al colombiano, el venezolano siguió procesando una nueva demarcación que de alguna forma le acerca a sus inicios como el segundo delantero que era al aterrizar en Granada con 19 años. Unos primeros días que ahora reverdece tras haberse visto muy, muy lejos.
No bastó para vencer, pero Machís no pasó desapercibido en el Pizjuán. En la primera pelota que tocó, se giró con maneras de '10' en busca de la mejor opción. Nada que ver con su habitual frenesí pegado a la cal. Luego, sin embargo, perdió los tres siguientes balones que le pasaron. Se mostró lento al tratar de girarse ante la oposición sevillista, quizás por sentirse fuera de sitio. Fue inclinándose hacia la izquierda de manera inevitable, pura ley de la gravedad, hasta que cayó a sus pies un balón dorado.
Escudero había sacado de banda para Luis Suárez y este dejó muerto al caer, tras un brusco impacto de Diego Carlos, el esférico que su compañero alojaría cerca de la escuadra. Machís vio abierta toda una autopista para conducir, o volar, ante la ausencia de ancla en el Sevilla y anuló la estirada de Bono con ese mismo golpeo con el que ya frustró a porteros del Atlético de Madrid, el PSV Eindhoven o el Córdoba incluso. Marca de la casa. Lo dedicó a la afición que, en lo alto del Pizjuán, le perdonaba y celebraba su vuelta entre ellos.
Los grafismos absurdos que ahora incorporan las retransmisiones televisivas de LaLiga indicaron que solo había un 4% de posibilidades de que aquello terminara en gol, pero menos había de que Darwin Machís volviera a vestirse de rojiblanco cuando voló a Carolina del Norte en febrero para firmar por el Charlotte. Tanto el fútbol como la vida son impredecibles. Si ya parecía imposible que el Granada se adelantase en el Pizjuán, aún más lo era que marcase un segundo tanto que el propio Machís rozó con un disparo que le taponaron al caerle, de nuevo con fortuna, otra pelota sobre la frontal.
El arreón del Sevilla en la segunda parte obligó a Darwin Machís a fajarse en defensa, aunque también cometió alguna pérdida peligrosa sobre la misma frontal sobre la que había abierto el marcador. El Granada no la olía y el extremo corría de un lado hacia otro detrás de la pelota, hostigando en la presión con compromiso cada vez que alguien esperaba a su embestida y atento para lanzar a Luis Suárez al espacio cada vez que podía. Esa asociación volvió a dar frutos a la hora en un inteligente pase del 'Bisonte' a su amigo, indetectable en la frontal, para descerrajar un zurdazo que esta vez sí acertó a repeler Bono.
El Granada seguía muy vivo en el partido pese a ciertos tramos de asedio sevillista, como demostraba con sus amenazas al contragolpe teledirigidas por Darwin Machís. Sin embargo, el gol de Lucas Ocampos conllevó su sustitución, retirado por Rubén Torrecilla cuando en su reacción al segundo tanto sevillista introdujo por él a Matías Arezo. Vio todo lo que quedaba desde el banquillo, aislado, sin sudadera, resignado a los goles del Sevilla aunque saltó como un resorte para abrazar a Víctor Díaz tras su diana. Para colmo de sus males, atendió sin crédito a la amarilla que impedirá que su amigo Luis Suárez juegue a su lado frente al Levante.
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