Ni contigo ni sin ti
El 'doce' ·
Las arengas optimistas del interino Rubén Torrecilla no surten el efecto deseado en el GranadaEDUARDO ZURITA
GRANADA
Domingo, 13 de marzo 2022, 12:30
Ni con Robert Moreno ni sin él tienen los males del Granada remedio. Las arengas optimistas del interino Rubén Torrecilla durante la semana –quizá más ... fruto del deseo que de la constatación de la realidad del plantel– no surtieron el efecto deseado y una nueva derrota se sumó a la nefasta racha de resultados de la segunda vuelta del campeonato.
Y eso que el partido comenzó con buena cara. Hasta tres ocasiones francas tuvieron los locales para adelantarse, pero Uzuni está negado ante el gol, a Neva lo frustró Edgar Badia y Suárez demostró la ansiedad que le caracteriza y que le impide ser un delantero determinante. El Elche aprovechó al contragolpe un desequilibrio brutal del sistema de contención rojiblanco. Después, se repitió lo visto en los últimos partidos: un conjunto granadinista incapaz de rebelarse ante la adversidad. Sin centro de campo que organice, con un estatismo desesperante de quienes tienen que pedir la pelota, se optó por el pase largo hacia los puntas, facilitando la acción defensiva del equipo ilicitano.
Tras el descanso solo se llegó con claridad al área rival una vez más merced a una internada vertical de Petrovic –más cómodo adelantado que ejerciendo de medio de cierre– que Badia desvió para evitar el empate, también en el tiro subsiguiente de Collado. Después, juego trompicado, sin organización clara –siempre el Elche apareció mejor posicionado–, arreones más fruto del corazón que de la cabeza y carencia de alternativas para cambiar el guion. El bloqueo mental agudiza las carencias técnicas y físicas de muchos. Hay jugadores fuera de forma para competir, caso de Duarte –una sombra de lo que fue–, incorporaciones que se mueven entre lo intrascendente, caso de Collado, y lo ineficiente, Uzuni, y piezas determinantes que no carburan lo necesario, como Milla o Machís –el venezolano no puede ser solo un revulsivo, debe asumir su presente para convertirse en titular indiscutible–. El equipo está huérfano de un plan que le pueda llevar al triunfo. Las costuras se rompen en cada jornada porque el traje nunca ha estado esta campaña ni hilvanado.
Cuando Diego Martínez decidió no continuar, no parece que se tuviera un plan alternativo fiable pensado. Se eligió a Robert, pero el catalán ya no está para recibir las iras de la afición. Las decisiones que lo trajeron, lo mantuvieron y, por último, lo cesaron sin que parezca que hubiera nuevamente un plan para enderezar el rumbo, las tomaron quienes las tomaron. Ahí radica el fracaso actual y, desgraciadamente, parece depender el futuro, nada halagüeño a día de hoy, del club en Primera.
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