En busca del paraíso
Mi grada ·
Otra vez aquí, otra noche para desplegar el abanico de los sueños y hacerlos realidadJusto Ruiz
Granada
Jueves, 8 de abril 2021, 00:39
Otra vez aquí, otra noche para desplegar el abanico de los sueños y hacerlos realidad. De nuevo, en esta ocasión con mucho fundamento lógico, ... con las apuestas muy en contra. El Granada se enfrenta hoy al Manchester United en busca del paraíso. El pulso es desigual, eso nadie lo discute sobre el papel. Los 'diablos rojos' son segundos en la Premier y quieren más que nunca este trofeo. Es un todo o nada, soñar o conformarse. El Granada se juega su futuro en Europa: avanzar, dar un paso al frente, cambiar de realidad, descubrir un nuevo sol, ante uno de los clubes más grandes del continente. Es una cita para valientes, para arriesgarlo todo porque solo vale la victoria y así lo ha entendido el técnico Diego Martínez, que dispondrá sobre el verde de toda la artillería con la que cuenta a pesar de las bajas que se le han ido acumulando.
Lo que ha hecho este equipo en la primera cita continental de su historia merece, como mínimo, el reconocimiento de todos los estamentos deportivos españoles. Lo que ha hecho el Granada a lo largo de este ejercicio renacentista para él no es, sin embargo, una mera y fría cuestión de caja, sino de principios. Con un fútbol de lo más delicado, sin renunciar al juego más atractivo posible aunque le costara muy caro en ocasiones, el conjunto granadino se ha ganado el respeto, la admiración y el cariño de su afición y del resto de los seguidores al fútbol sean fogosos hinchas o gélidos analistas. Está, en definitiva y resquebrajado, a un paso de un año mágico, pero todavía no lo ha dado.
El pulso de esta noche en la guarida rojiblanca tiene un claro favorito, pero quizá no tanto por fútbol como por comportamiento. El repertorio del Manchester United es amplísimo y su estado de ánimo destila el fervor propio de los campeones fuertes y seguros de sí mismos. Enfrente, el Granada de la propuesta elegante deberá contener ese huracán y desarmarlo lejos del pulso muscular, acercándose todo lo posible a su perfil casero sobre el pálido rostro que pasea en los desplazamientos. ¡Feliz cumpleaños!
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