Bryan Zaragoza resurge tras el reseteo navideño entre clases de alemán

Bryan se ha quedado cedido hasta junio «para dar la cara e intentar salvar a mi club, el club de mi vida», reafirmó tras el partido en zona mixta, a pregunta de un periodista desplazado desde Alemania por parte del diario Bild. «El Bayern me dijo que era un chico muy agradecido y que veían esto bien por mi parte y que me apoyaban», certificó. Los muniqueses le han puesto un profesor particular desde hace dos semanas para aprender alemán, tres días a la semana. «Estoy aún muy perdido, es difícil», comentó. «Estoy intentando aprender para ir con una base y prepararme para lo que viene», alargó.

Sobre el verde, se vio el mejor Bryan. Curiosamente, más orientado hacia la derecha, pero siempre buscando el área. Tuvo alguna dificultad con el correoso Fali, pero originó muchísimas ocasiones de gol en el encuentro, siendo ese agitador que tanto requerían los nazaríes. En la segunda mitad, tras su gol, en un contragolpe espectacular que empezó en las manos de Batalla que contó con la participación inestimable de Boyé y Neva, firmó otra jugada magnífica, en esa ocasión desde la izquierda, zigzagueando a toda mecha, pero sin lograr marcar a la hora de solucionarla.

Toda la vanguardia destacó. También Álvaro Carreras, que se había asentado como extremo zurdo con Paco López, pero al que Alexander Medina había dejado como alternativa a Carlos Neva en el lateral. Ya habían demostrado su compatibilidad y lo corroboraron con una actuación poderosa.

Boyé sigue sin marcar, pero aporta en otras muchas facetas. Uzuni sí sigue su estela anotadora, aunque se pudo ir perfectamente como un 'hat trick' a casa a poco que hubiera ajustado la mirilla. Hasta Matías Arezo tuvo su oportunidad de festejar una consecución. Fue ilustrativo el voto de confianza del entrenador, del que desveló que su continuidad es una petición expresa y que cuenta con él hasta final de temporada.

El Granada recuperó su caudal ofensivo porque Bryan desbloqueó toda las compuertas. Un Bryan más seguro de sí mismo, madurando a empellones, pero sin renunciar a esa naturaleza salvaje que le convierte en el mejor futbolista del equipo.