La batuta en la mano y la miel en los labios
La decisión de pagar su cláusula se justifica en unos primeros meses espectaculares, pero una lesión muscular se complica y le saca del equipo medio curso
Cuando un equipo paga la cláusula de rescisión por un futbolista, las expectativas se preparan para hacer una larga noche en la cima. Milla, propulsado ... por una inteligencia táctica innata, las superó en sus primeros 89 minutos como rojiblanco. Protagonizó una de las adaptaciones más rápida, efectivas e ilusionantes de un fichaje en la historia del Granada y justificó cada céntimo que el club nazarí y los abogados del propio futbolista depositaron en la sede de LaLiga ante un enrocamiento del Tenerife.
SUS CIFRAS
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PARTIDOS JUGADOS: 24
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TITULAR: 21
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MINUTOS: 1.889
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GOLES: 1
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AMARILLAS: 2
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EXPULSIONES: -
En pretemporada ya evidenció una conexión especial con los jefes del equipo, tanto sobre el verde donde casó bien con Soldado, Montoro y Gonalons, como en el banquillo, donde Diego Martínez y sus auxiliares no dudaron a la hora de entregarle las llaves del bólido rojiblanco. Pero fue en su debut liguero en Primera –suena a chiste que no llegara antes– cuando el '5' mostró sus cartas. El Athletic no escapó de Milla, un perro de presa sin balón, alma libre en la presión, insistente en el robo y alegremente quirúrgico con el balón. Redondeó su bautizo con un auténtico golazo que reunía todas sus virtudes.
Tras su presentación llegaron tardes igualmente geniales, si bien no tan completas como su puesta de largo. Su puesto en el once nunca estuvo en duda, jugó con igual acierto en todos los perfiles de la sala de máquinas, ejecutó la estrategia a las mil maravillas, se estrenó en Europa como el que cambia de patio en el cole sabiendo que el balón es suyo. También lo era la batuta.
Sin embargo, todo se torció en enero. Una lesión muscular le obligaba a perderse un par de meses que acabaron siendo seis. La avería abrió un episodio que parecía cerrado, el de su grave lesión de rodilla, y la recuperación se complicó. No volvió al campo. La afición acabó con la miel en los labios pero sabiendo que, si la salud le deja, hay jefe para rato.
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