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Autoridad rojiblanca en el Cerro del Espino
El Granada solventa con una goleada su visita al Rayo Majadahonda gestionando las distintas fases con perfil experto
Rafael Lamelas
MAJADAHONDA. Enviado especial
Domingo, 3 de marzo 2019
El parón no desconectó al Granada; lo energizó. Regresó de las pequeñas vacaciones por la ausencia del Reus con aire autoritario. Decantó con suma ... entereza su visita al Rayo Majadahonda, al que maniató de principio a fin. Los rojiblancos envolvieron a un rival que parecía el forastero en su feudo. Se obcecaron los locales en su estilo asociativo, altamente incompatible en un césped que parecía pasto frente a un enemigo que diseminó cepos y que sabe cuándo sacar los guantes. Los nazaríes viajan con una maleta blindada y trajes para todas las épocas. Si toca circular, lo hacen. Si el partido demanda orden, lo extreman. Cuando quieren volar, baten las alas y planean en busca de su presa. Nada les solivianta. Ni la lesión de Quini a la media hora alteró un plan que se retomó justamente donde se dejó hace dos fines de semana. El culto a la versatilidad de Diego Martínez sigue dando sus frutos, chamán de este proyecto.
Rayo Majadahonda
Basilio; Edu Galán, Luso (Andújar, m. 60), Morillas; Benito, Óscar, Verza, Varela (Héctor, m. 74); Aitor Ruibal, Dani Romera y Enzo Zidane (Fede Varela, m. 54).
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Granada CF
Rui Silva; Víctor Díaz, Germán, J. A. Martínez, Quini (Adri Castellano, m. 32); San Emeterio, Montoro, Vadillo (Ramón Azeez, m. 69), Ojeda (Antonio Puertas, m. 82); Fede Vico; y Rodri.
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GOLES 0-1, m. 10: Luso, en propia puerta. Acción de Rodri por la derecha con pase hacia el centro que desvía el central local. 0-2, m. 52: Dani Ojeda. Pase del canario para Rodri, que dispara. Repele Basilio y aprovecha el canario para marcar. 0-3, m. 88: Antonio Puertas. Pase de Montoro para el almeriense, que se quita de encima a tres rivales con un regate y culmina con un tiro de zurda.
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ÁRBITRO Víctor Areces Franco (colegio asturiano): Sin amonestaciones.
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INCIDENCIAS Partido de la jornada 28 de LaLiga 1|2|3, disputado en el estadio Cerro del Espino ante 2.891 espectadores.
Conviene no subestimar al contrario, que se lo hizo pasar fatal a varias escuadras de altura y que sabe embelesar a la pelota cuando marca el dictado. Pero el Granada no le dejó respirar. Golpeó pronto, con una carambola afortunada, y luego supo interpretar cada fragmento de la partitura con gesto experto, mentón arriba y mirada larga.
A este conjunto nadie lo saca de su vía. Una escalada en la que el destino se omite, aunque tras sellar la salvación sólo mira a la estación de élite. Pero el guion sigue sin reescribirse. El entrenador insiste en que el próximo partido es el más importante. Y luego, el siguiente. Mientras tanto, recolecta puntos y estimula el crecimiento como conjunto. En campos hostiles y menudos; también en estadios de alcurnia. Mitigando la tristeza en las malas y saboreando con prudencia los momentos de disfrute.
En Córdoba, el Granada recuperó la senda del éxito y probó a Dani Ojeda como titular. En Majadahonda, el equipo continuó con la racha y disfrutó de las peripecias del canario, el nuevo socio de Vadillo y Fede Vico, punzante para marcar el segundo tanto. Ante la baja de Pozo, con Ojeda se vuelve a concitar la competencia, sacando también de la sequía a Antonio Puertas, muy motivado, autor de la tercera diana, la que rubricó la goleada.
El encuentro demandó atención y pelea. Rodri se puso las pinturas guerreras y se sumó a la causa. Merodeó famélico en la vanguardia en busca de ese gol que aplacara su ansiedad. No los firmó, pero participó en los dos. En el primero, con un gran desmarque de ruptura y un pase atrás que interceptó Luso sin querer para encajarlo en la red. En el segundo, con una disparo envenenado hacia Basilio que este escupió para que Ojeda remachara la acción. Rodri, siempre en el filo del desfiladero, corajudo e insistente, aplacó su ansiedad.
Tras unos minutos de aclimatación a un campo diminuto de verde irregular, el Granada armó un avance inteligente. Montoro despejó la maleza, atisbó a Ojeda y este encontró una conducción secreta a la espalda de la defensa, por una rendija mal guardada. Verza, el eje del Rayo Majadahonda, rompió el fuera de juego que habían tirado bien los tres centrales armados por el entrenador Antonio Iriondo. Rodri corrió escorado y buscó a un compañero al que brindarle la merienda, pero Luso se cruzó para propiciar el desvío del balón a la red. Parece que esto de los giros inesperados también va por rachas. De los despejes errados se ha pasado a las paredes con los contrarios, que ayudan sin querer.
El escenario se presentó inmejorable para los rojiblancos, que saben gestionar una ventaja con paciencia y firmeza. Ni las molestias de Quini, que obligaron a la entrada de un Adri Castellano muy enchufado, complicaron el asunto. El Rayo quedó reducido a los tiros lejanos y el Granada contragolpeó sin eficacia. Se marraron varias subidas rápidas por fallos en el pase definitivo que pudieron adelantar la sentencia y deparar una segunda mitad de aliño.
El gobierno se intensificó y Ojeda quiso celebrar el carnaval en la capital de España. En un acercamiento que él capitalizó, estuvo atento al rechazo de Basilio para poner el 0-2 y dejar a merced a los locales.
Los rojiblancos se apoderaron de cada palmo de terreno. Emplearon la pausa y el oficio sin vacilación. Azeez ingresó y esta vez sí ejerció ese efecto pegamento en la medular para marcar mejor los tiempos en los avances fugaces. Cumplió el papel de evitar fracturas y darle piernas a las conclusiones.
Todo iba tan bien, con el marco sellado y alguna opción esporádica, que sólo quedaba recuperar a otro suplente para la misión. Lo hizo Puertas, con una internada en zigzag entre centrales resuelta con un misil de zurda. Ahí sigue el almeriense, pichichi incontestable de este cuadro de autor y sin egos, que se ha obstinado en seguir en la cumbre cuando se introduce de lleno en el último tercio de la competición. El que lo decide todo.
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