Arezo no da para más
El uruguayo reemplaza a Uzuni como titular al imposibilitarle actuar al albanés de inicio su tendinopatía aquílea, pero protagoniza otra actuación gris pese a participar bastante por no tomar decisiones correctas ni ejecutarlas con convicción
Matías Arezo no tiene culpa alguna de los 5,7 millones de euros que el Granada pagó por la mitad de su pase al River ... Plate de su país cuando le fichó, pero van por pasar ya dos años y medio de aquello y aún no ha conseguido justificar uno solo. La tendinopatía aquílea con la que Myrto Uzuni lidia desde hace ya un tiempo le reabrió la puerta de la titularidad en el Pizjuán al no poder jugar de inicio el albanés por más que quisiera, pero Arezo volvió a protagonizar una actuación gris. Participó más que en otras ocasiones esta vez, pero ni suele tomar decisiones correctas ni las ejecuta con la convicción necesaria para el fútbol profesional al menos en España. Sigue siendo sospechoso de su nacionalidad.
Uzuni estaba dispuesto a forzar otra vez, pero el dolor con el que se bajó del autobús al llegar a Sevilla brindó a Arezo su primera oportunidad con José Ramón Sandoval. Solamente había podido actuar como titular en dos ocasiones con su compatriota Alexander Medina desde su vuelta de la cesión de un año a Peñarol, durante un periodo de ausencia de Boyé, pero en ambas decepcionó; en la segunda, de hecho, acabó sentado durante el descanso. Sandoval le dejó sin minutos durante su estreno, en Cádiz, pero desde entonces le fue dando carrete muy poco a poco hasta su aparición de inicio en el Pizjuán.
Boyé siguió siendo la referencia en ataque para el juego directo de sus compañeros de atrás mientras Arezo ejercía de guardia más próximo al área. El argentino y el uruguayo se entendieron bien en algunas acciones; en otras, sin embargo, abusaron de la asociación que intentaron crear. Arezo pidió penalti a los cinco minutos tras caer desequilibrado ante Agoumé dentro del área en un balón que le cedió Józwiak tras cedérselo Boyé a él, sin que ninguno se atreviera a chutar, después de una excelente carrera de Pellistri por la banda derecha. El árbitro lo obvió al entender que se cayó de maduro, como también le pasaría luego a la siguiente pelota que le pasaron, con serios problemas para mantener la estabilidad y más aún si era Sergio Ramos quien se le acercaba.
Implicado en tareas defensivos, e incluso en la creación de juego al apoyar a los mediocentros, Arezo participó en algunas de las acciones de mayor peligro del Granada en la primera parte. Antes de la media hora dispuso de una buena opción desde la frontal tras un envío largo de Ignasi Miquel, pero la volea que armó se le fue muy alta, y luego gozó de otra aún mejor al dejarle raso el balón Boyé sin que su disparo cogiera veneno alguno para impedir que Nyland la atrapase. Debió aplicar más fuerza al cabezazo que luego propinó a Acuña para dejarle KO tras anticiparse el argentino al despeje en un saque de esquina.
La jugada de la discordia, no obstante, se produjo durante el descuento de la primera parte. Matías Arezo se inventó sin saber ni cómo un contragolpe de tres rojiblancos frente a un sevillista y se la dio a Lucas Boyé, que luego quiso devolvérsela como si quisiera firmarle el gol que ya daba por hecho deseñando la opción que le sugería solo a la derecha Pellistri, al que hasta tuvo que pedirle perdón luego al retirarse a vestuarios.
No perdonaría el Sevilla la primera que tuvo tras la pausa y con el gol de En-Nesyri murió el partido. Arezo siguió revoloteando por el ataque mientras Boyé seguía ejerciendo la referencia para sus compañeros al hacer algo tan sencillo y complicado a la vez como devolver a otro los balones que le pasaban. Bruno Méndez intentó hacer patria en un centro al área con el que le buscó, pero el uruguayo se mostró impotente también ante Kike Salas. Sandoval optó por sustituirle a la hora para dar entrada a Uzuni, o lo que queda de Uzuni, que todavía es mucho más.
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