Agotados
El 'doce' ·
En Mestalla ante el Valencia se empezó mal, como ocurrió en San Mamés frente al AthleticEDUARDO ZURITA
GRANADA
Lunes, 22 de marzo 2021, 12:28
Los compromisos internacionales de selecciones, introducidos con calzador en el abigarrado calendario del curso futbolístico, conllevan la convocatoria de los elementos destacados de los planteles. ... Cuando se trata de jugadores latinoamericanos suponen desplazamientos transoceánicos que añaden una cuota de cansancio extra. Las restricciones derivadas de la pandemia evitarán en esta ocasión un largo periplo para Yangel o Machís. Sólo los portugueses Rui y Domingos, el argentino Nehuén y el camerunés Eteki deberán acudir a los llamamientos de sus combinados nacionales. El resto del plantel podrá reponer fuerzas físicas y, sobre todo, mentales. Un descanso necesario para recuperar la intensidad, perdida en algunas disputas ligueras.
En Mestalla ante el Valencia se empezó mal, como ocurrió en San Mamés frente al Athletic. Encajar rápido denota falta de concentración en el arranque, más atribuible a un agotamiento mental que a carencias físicas, justificables cuando avanzan los minutos. El mal inicio se continuó durante toda la primera parte en una versión desdibujada del Granada. No hubo presión alta, permitiendo que el Valencia dominara cómo y cuánto quiso. La caótica primera parte en Huesca volvía a repetirse, con la diferencia que los de Javi Gracia no estuvieron tan acertados como los de Pacheta en su día.
En la segunda parte, Diego Martínez apostó por algunos jugadores que descansaban del esfuerzo del jueves. El equipo se recompuso, tras un inicio dubitativo, con Montoro en el centro del campo supliendo a un inoperante Quina, y Machís a un intrascendente Vico. Dominado el partido, sobrevino la desgracia de la recaída de Machís de su lesión y un segundo gol local que pareció cerrar el encuentro. De ahí al final, Rui evitó varias veces un correctivo mayor, y el pundonor de los granadinistas, marca de la casa, acortó distancias casi al final del tiempo reglamentario. Quedaba el descuento, del que no se jugó casi nada con los parones por lesiones, escatimando el árbitro su preceptiva consideración.
El equipo está agotado por el ritmo infernal de partidos continuados con escasas horas entre ellos y el sobresfuerzo de reponerse una vez tras otra a las adversidades de las lesiones de sus piezas vitales, que llevan a la sobrexposición de minutos para algunos jugadores y a una carga extra de concentración de otros al ocupar posiciones inopinadas. Es evidente la necesidad de una plantilla larga, no sólo en número, sino en calidad también, para poder dar respuestas adecuadas. El agotamiento mental y la cortedad de efectivos de garantías en ciertas plazas ha traído un muy mal curso liguero a domicilio. Si alguien pretende alcanzar nuevamente la hazaña de jugar en Europa, se requiere un mayor esfuerzo en la planificación deportiva, que no fíe todo a los milagros de la marmita del inquilino del banquillo.
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