Un accidentado empate en la Catedral

Sumar da oxígeno pero mantiene contra las cuerdas a Robert Moreno, testigo desde un palco al estar expulsado, que tiene duras pruebas por delante. No tanto en la Copa, donde ensayara con suplentes y chavales del Recreativo, pero sí con el Alavés en casa, siempre que le mantengan la confianza, cada vez más cuestionada. Muchos lesionados y Montoro sancionado para el viernes que viene, a la espera de ver si se recuperan Milla y Domingos Duarte.

El catalán fue consecuente con su discurso y apostó por Torrente atrás, chico de la casa rojiblanca con pinta de central bárbaro, que empezó a echar los dientes entre leones. El murciano estuvo sobrio y expeditivo, con una templanza impropia de sus 20 años, aunque fuera parte del elenco en la destartalada acción del 2-2.

El técnico también actuó con lógica restableciendo a Montoro y Jorge Molina. 4-4-2 con Escudero en el lateral zurdo, al que le hizo sufrir Nico Williams, hermano de Iñaki, de casta le viene al galgo. El pucelano acabó de extremo cuando se tuvo que ir Machís, que completó el cuarteto de novedades y se reencontró, por momentos, con su mejor versión.

Sin tiempo de acostumbrarse a la atmósfera de San Mamés, Montoro pecó en una salida. Maximiano quiso refinar el asunto con un pase entre atacantes y el valenciano, mirándole de frente pero sin retrovisores, intentó echarla a un lado hacia Quini, con la desgracia de que Muniain intuyó la trayectoria y aceleró hasta el área, donde Raúl García acompasó el tiro.

El Granada se agrietaba por un error no forzado y le costó encontrar el equilibrio emocional. Tan solo Machís demandaba el balón con afán reivindicativo. El Athletic acariciaba su ventaja entre los dedos, hasta que Montoro empezó a enjugar las penas con un robo en campo ajeno y un toque hacia Jorge Molina, que goza de visión panorámica. Detectó a Machís y el venezolano calcó la jugada que le define. Ese baile en carrera ante el lateral con cambio de ritmo para solucionar con un chut cruzado de zurda. Patentado.

Los regateadores necesitan test favorables para recuperar el placer de extender sus trucos. Machís se sentía pleno y su equipo arañaba en la presión. Muniain, inteligente en su anticipación en el 1-0, cayó en una ingenuidad. Tropezó con un cepo y la pelota salió rodada hacia Machís, feliz correteando. El foco se le nubló al llegar al sector contrario, pero intentó buscar a Molina. Generó una diabólica carambola que dio en Yeray y Dani García, la cual dejó habilitado el veterano punta de Alcoy, cuya posición quedó legalizada por el toque en los rivales. A la media vuelta, enroscó un disparo frente a Unai Simón, que llegó a tocar el esférico.

La remontada fortalecía al Granada, pero la inquietud afloró tras la lesión de Germán. Antes de había llevado un costalazo en un salto, pero lo peor le vino en una pisada que le dejó dolorido de la rodilla. Abram tuvo que concursar y los visitantes asomaron con dos centrales zurdos, el peruano y Torrente, como pasa a veces en la Selección con Pau y Laporte.

La segunda mitad espabiló al Athletic. El Granada se reconfiguró con Gonalons alternando de libre, a la alemana, con Rochina volanteando y Suárez más abierto. Nico Williams empezó a taladrar por el costado diestro y el lamento llegó en una respuesta de los nazaríes, en la que Machís tuvo la impresión de un terrible picotazo en la pierna derecha. Un retorno emponzoñado por lesión. Otro cambio forzoso que incorporo a Neva y adelantó a Escudero.

Raúl García, astuto siempre, voleó hacia larguero sin aviso previo, desde lejos. Salieron Iñaki, todo potencia, y Zarraga. Vencedor le metió un pisotón a Rochina en una de las veces que el Granada levantó el telón y se fue al frente. Se lo cargó y Robert Moreno, con dirección a distancia hacia su segundo Dani Guindos, agotó la última ventana de sustituciones con Eteki, solo tres de los cinco posibles.

Suárez reclamó córner en un centro al que el roce de Balenziaga desvió la bola hacia el travesaño y Maxi solicitó turno de lucimiento de sus espectaculares habilidades. Llegó un intervalo de gobierno local, a empellones, hasta que llegó otra progresión fatal para el Granada. Fue en una ráfaga directa que Yeray soltó, Raúl García peinó e Iñaki cazó. Porfió con Torrente e intentó un golpeo ablandado por Maxi, pero que iba a superarle. El joven murciano se resbaló al ir a sacar la pelota, aunque sí llegó Abram a ras de hierba, 'in extremis', con la pierna mala, la derecha. Fue el colmo, porque también se deslizó y pifió el despeje hacia su compañero tirado en el verde. Torrente no pudo reaccionar bien y le dio hacia el poste, Muniain se la encontró y Maxi, que retrocedía tras parecer superado, fue el apoyo involuntario para alojar la bola en su madriguera.

Al Granada se le eternizó el final, con varios remates peligrosos del Athletic. A Eteki la pelota a veces se le hace un cuerpo extraño y casi monta una verbena. No estaba el encuentro para concesiones y el repliegue fue intenso. Maxi se afanó en proteger el punto y Suárez casi se beneficia de un regalo de Unai Simón que acabó perjudicando a Iñigo Martínez, pues se llevó por delante al colombiano. Cordero Vega dio amarilla pero Del Cerro Grande alteró el veredicto desde la sala VOR. Roja de manual y una falta que Escudero lanzó a la barrera, Gonalons introdujo en el cotarro y Abram marró con un enganche sin maldad que dio en Yeray.

102 minutos para sumar, pero también para perder tropas. La batalla continuará en Los Cármenes. Ha nacido un central, Torrente, pero en su aprendizaje también está viendo que en ocasiones suceden cosas extrañas en torno al escudo que defiende. Lo probó en carne.