«Viví un mes en esa casa y parecía que estaba en el inframundo»
Un residente cuenta que el ruido, las peleas entre sus residentes, el miedo de quienes controlaban el lugar y la inseguridad del edificio hicieron que se marchara a otro lugar
David (nombre ficticio) residió en la casa okupada que ardió este lunes en la calle Santa Ana hace varios años.
La define como un lugar ... frío, de mal ambiente, y asegura que, entonces, llegó a coincidir con hasta veinte personas bajo el mismo techo. «Viví ahí un mes y parecía que estaba en el inframundo», declara.
Cuenta que el ruido, las peleas entre sus residentes, el miedo de quienes controlaban el lugar y la inseguridad del edificio hicieron que se marchara a otro lugar. «La estructura estaba apuntalada de arriba a abajo», dice. «Había un andamio por el que se accedía a otra planta», detalla. Poco le sorprende ver lo que ha sucedido en su interior y cómo ha terminado. Conoce bien a quienes vivían allí, aunque admite que estos últimos años algunos de los 'inquilinos' se han marchado a otros barrios, como el Realejo o el Albaicín en busca de una «mayor tranquilidad».
Perfiles de los okupantes
«Vivían aquí en invierno, pero se marchaban a la playa durante los meses de verano», cuenta acerca de los moradores, al tiempo que afirma que se dedicaban a pedir o vender joyas de bisutería por la zona de Plaza Nueva y que eran, en su mayoría, de nacionalidad extranjera. «Algunos también hacían espectáculos de fuego y malabares en las calles», asegura.
Según su experiencia, eran grupos de jóvenes que entraban y salían del recinto, en el que el movimiento se apreciaba a diario desde hacía años y donde había cuartos «inhabitables» en los que dormían personas.
David prefiere omitir qué hacían con el dinero que ganaban o a qué se debían las peleas, e insiste en «una desgracia iba a pasar antes o después en el inmueble», en el que los okupas también compartían las estancias con sus mascotas.
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