Vidas a la sombra de la antigua prisión
La entrada a la vieja cárcel de Granada es ahora un parque frondoso y fresco
La metáfora verde es agradable. Nada mejor que sendas hileras de árboles frondosos, recios, nobles para conjugar los lamentos de los prisioneros que alguna vez ... en el tiempo ya pasado se dejaron la vida a jirones entre los muros de la antigua prisión provincial de Granada. Es así de sencillo. Los árboles ofrecen una amplia sombra mientras la entrada a la antigua prisión provincial permanece estoicamente al sol. Hay dilemas, preguntas, interrogantes. ¿La puerta es de entrada o de salida? ¿Es testimonio o recuerdo? ¿Es vestigio o símbolo? Por eso este lugar de sombras siniestras del pasado es ahora un lugar de Memoria Histórica donde la única sombra que vale es la que proviene de los árboles que se plantaron para cambiar pasillos y celdas por bancos y fuentes. La metáfora continúa su camino.
La entrada a la antigua prisión provincial de Granada sí se sabe cuándo abrió sus puertas por vez primera. Fue en 1933. La curiosidad es que esta entrada está presidida por un escudo de la República, que pasó la censura durante toda la Dictadura del general Franco. «Muchos dicen que no fue un descuido de los censores, sino que se quiso así para que todos los presos políticos recordaran que aquella cárcel donde estaban desnutridos, hacinados y en las peores condiciones había sido creada por los suyos en una época de paz», explica la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
Victoria Kent, la segunda mujer española en colegiarse para ejercer como abogada tras Ascensión Chirivella Marín, iniciaría la modernización de esta cárcel en el bienio liberal con la nueva concepción carcelaria que comenzó a llevarse a cabo durante la Segunda República. En 1935, la Prisión Provincial tenía quinientos presos entre rejas. Solo en el primer año de guerra, la población penitenciaria triplicaba su capacidad, llegando a 1.500 presos. En 1940, el penal granadino se encontraba abarrotado con unas cinco mil personas.
Los árboles ofrecen una amplia sombra mientras la entrada a la prisión permanece al sol
«En severas condiciones de hacinamiento, los presos vivían un verdadero calvario de insalubridad y desnutrición, durmiendo en huecos de diez personas grupos de veinticinco y atestando los pasillos y corredores».
Son las razones por las que el lugar es de Memoria Histórica. Fue un 30 de julio de 2014, hace ahora once años, en el que al igual que en la jornada de hoy, en pleno verano, el sol que caía era de justicia, la que no hubo durante muchos años en el interior de los muros. Un día de verano sin sombras, sin parque, sin árboles, sin bancos y sin fuentes. La metáfora ha encontrado al final su espacio. La sombra de la antigua cárcel es buena para todos.
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