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Operarios en las cocheras del metro de Granada. RAMÓN L. PÉREZ

La vida en las cocheras del metro de Granada que nunca duerme

Ochenta personas trabajan en preparar los trenes cuando el Metropolitano descansa. Tienen solo 5 horas hasta que vuelven a salir

Laura Ubago

Granada

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Lunes, 8 de marzo 2021, 01:15

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Los seis alumnos prestan atención espabilados como si fuesen las cinco de la tarde. Pero no, son las doce de la noche. El instructor enseña en clase cómo se conduce el metro y más tarde, se les ve en uno de los trenes transformando la teoría en prácticas pegados a los mandos. Para hacer circular los vagones y ensayar –siempre junto al profesor– debe cesar la actividad comercial. Esta es una de las tareas que se ejecutan, sin más remedio, con nocturnidad en los talleres del Metropolitano, donde empieza el día cuando terminan los viajes.

Que las ruedas de los trenes no estén demasiado romas y que los rieles estén libres de porquería son algunos de los detalles que hay que cuidar para que el metro granadino recorra cada día el trayecto entre Albolote y Armilla. Se trata de un gran scalextric en el que se requiere de precisión, que no de velocidad, y en donde todo debe que estar perfecto para que funcione este engranaje de 15 trenes y 16 kilómetros de recorrido. En el metro de Granada hay actividad las 24 horas y los 365 días del año. Nunca para. De hecho, cuando cae la noche comienza la vida en las cocheras, esa actividad veloz y sin pausa que permite circular sin incidencias al día siguiente.

A partir de la media noche la actividad es continua y casi frenética en las cocheras del metro de Granada. Unos 80 trabajadores realizan más de 70 actividades de mantenimiento diferentes. Un plan en el que entran en juego empleados de 12 empresas diferentes y que son coordinados por un 'director de orquesta' a los mandos de unas pantallas propias de un controlador aéreo. Desde el puesto de mando se divisa cómo van llegando los trenes y se coordina en qué anden deben posicionarse esa noche, dependiendo de lo que haya que hacerles. Es como un tetris que se estructura con antelación, un cuadrante lleno de colores que después el jefe del puesto de mando deberá controlar que se cumpla con exactitud.

«Este coordinador, desde el puesto de control central tiene que hacer llamadas para comprobar si una tarea se ha terminado y pasar a la siguiente. Todo debe ir a buen ritmo», explica Francisco Roldán, director de operaciones de Metro de Granada, responsable en el Metropolitano de la empresa Avanza, que tiene adjudicada la gestión.

En las entrañas de las cocheras del metro de Granada. RAMÓN L. PÉREZ
Imagen principal - En las entrañas de las cocheras del metro de Granada.
Imagen secundaria 1 - En las entrañas de las cocheras del metro de Granada.
Imagen secundaria 2 - En las entrañas de las cocheras del metro de Granada.

Francisco recorre las instalaciones comprobando que todo está bien. De vez en cuando, le gusta pasar una noche conociendo cómo es la actividad cuando el metro cesa sus viajes. Saluda a los limpiadores, a los mecánicos y a todos los que consiguen que los trenes salgan en perfecto estado cada día. Casi a estrenar. Como nuevos.

El cuadrante de esta noche está lleno de colores y de cifras y dibuja el entramado de tareas de mantenimiento que hay que hacerle a los trenes. Todo debe realizarse con agilidad porque es a media noche cuando todos los vagones están allí –el último entra a las 00.17– y a las 5.30 de la mañana deben salir dos para realizar el trayecto inicial hasta Armilla y Albolote a una velocidad reducida de 30 kilómetros por hora, para comprobar –además de situarse en posiciones de salida– que todo el recorrido está bien y que nada obstaculiza la vía, porque de todo se ha encontrado en los carriles de los trenes hasta que los granadinos se han ido acostumbrando a respetar el recorrido. «Nada puede retrasarse, tenemos que ser muy rigurosos y realizar un engranaje con todas las tareas. Hay que controlar el tiempo que se emplea en cada tarea y si se realiza mal o tarde puede terminar en amonestación», expone Francisco Roldán que insiste en el rigor que hay que llevar con las tareas de mantenimiento.

En esta puesta a punto de los trenes y de los viales se mezclan tareas que se realizan a diario con algunas que se llevan a cabo con diferente frecuencia como la limpieza de los carriles que se hace cada dos semanas, porque ahí «se cuela de todo».

En el metro de Granada se realizan 17.000 operaciones de mantenimiento al año, que suponen más de 100.000 horas de tareas preventivas y 10.000 horas de acciones que corrigen errores o desperfectos.

200 personas en total se dedican al mantenimiento de esta infraestructura, de las que 80 trabajan por las noches. Allí durante estas tareas nocturnas se respira un ambiente especial, de tranquilidad, pero a la vez de premura y de agitación como si fuese de día.

En el metro de Granada han creado la figura del 'piloto de seguridad' una persona que se encarga de velar por que todas las tareas se realicen sin riesgo alguno. No todas las labores de mantenimiento se pueden realizar por la noche porque a veces se requiere de la coordinación con los ayuntamientos o son acciones que se tienen que hacer de día. Entonces entra en juego la figura de este garante de la seguridad que mira alrededor y protege a los trabajadores del paso de los trenes o de cualquier contratiempo que pudiese surgir.

Son las dos de la mañana y toca corregir la catenaria de la estación Hípica, en la Avenida de América. Subidos a una grúa, con la mirada del 'piloto de seguridad' los trabajadores de mantenimiento ajustan este mecanismo que se va desplazando sutilmente por el paso de los trenes una y otra vez.

Los trenes, en sus líneas.
Los trenes, en sus líneas. RAMÓN L. PÉREZ

Ahora llega el momento de que el retén reviste tren por tren. Estos vehículos deben pasar una inmensa lista de requisitos antes de volver a circular. Con una tablet, estos operarios van marcando 'check' a lo que está en orden.

300 cámaras vigilan la vida en el metro de noche y de día. Por ellas se ve la limpieza en la estación de Recogidas y la belleza iluminada de Alcázar del Genil cuando el metro duerme, pero hay que revisar las máquinas expendedoras de los tickets o limpiar a fondo las paradas de este tranvía. Uno de los trenes está en suspensión esta noche en los talleres del metropolitano. Le están cambiando las ruedas que se desgastan por el paso incesante por los railes.

Francisco Roldán explica cómo en los talleres del metropolitano existen piezas de repuesto para casi todo y se podría solventar un imprevisto de noche con el material que hay allí.

En otro tren, los operarios están cargando arena. Un mecanismo eficaz para cuando llueve, ya que el vehículo la suelta para no patinar con el agua.

Limpieza y desinfección

También se afanan en la limpieza en las cocheras. Una fase con productos normales y otra intensa de desinfección para evitar contagios de Covid y para garantizar la seguridad de los trenes. Por la vía, otros trabajadores trabajan en la parte subterránea en la instalación de la cobertura para los móviles, una de las mejoras que se están aplicando en la línea. En la cabina de pintura todo el material se mejora y adquiere un aspecto moderno, en unos trenes que llevan funcionando desde 2017 por los que parece que no ha pasado el tiempo.

La iluminación de las estaciones, las doce turbinas de los túneles, las cortinas anti incendios, los 16 ascensores, las 18 escaleras mecánicas, los sistemas de señalización ferroviaria con sus 15 enclavamientos electrónicos, la señalización viaria de los cruces, las subestaciones de energía y electrificación y hasta el sistema de megafonía... todo se revisa y se cuida para que el metro circule cada día sin incidencias y lleve a los granadinos desde Albolote a Armilla –y viceversa– con un viaje tranquilo y seguro.

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