Veranillo cervantino
ANTONIO MESAMADERO
Martes, 3 de julio 2018, 01:48
Las estaciones del año son como la morcilla, se repiten demasiado. Aún así, todos tenemos una preferida que no te llega a incordiar del todo, ... porque con el paso del tiempo has aprendido a combatirla con medios legales: el frío, con un buen brasero; el calor, con un ventilador; y la estación de las flores, con un buen antihistamínico.
Los hay que detestan la primavera porque es el florecer del capullo temprano (el floral, no el humano, que ese ya sabemos que prospera todo el año en demasía), así como otros reniegan del verano porque es el tiempo donde el que toma vacaciones se da cuenta que necesita unas vacaciones (aparte del beber y sudar, y en balde el fresco aire buscar). A otros el otoño hace que el ánimo se funda con las hojas marchitas, mientras que el invierno hace que muchos vean la vida de un solo color. Aunque si eres feliz, todas las estaciones son hermosas, que diría un cursi.
El estío es un trimestre bochornoso en lo estético (las colas hacia la playa y las 'colitas' en las playas nudistas así lo certifican) que incita a las idas de olla más celebres de la humanidad. Me remito a las páginas de sucesos de los periódicos. También tiene fama de ser la crónica de un descanso frustrado. El que está de 'rodríguez' sale a la calle y comprueba que la vida de casado imposibilita el retorno a aquellos dorados años de copichuelas y amores furtivos veraniegos. No pesan los años, pesan los niños. O como decían los viejos 'confucios' albaicineros: hombre casado, burro domado.
El mejor veranito es el de El Corte Inglés, el único lugar de esta ciudad donde uno puede refugiarse al fresquito después de atravesar el infierno concentrado que cae en Puerta Real todos los estíos. Si quiere sentirse como Lawrence de Arabia buscando arenques en el desierto, pruebe a hacer el paseíllo Correos-Fuente de las Batallas a las tres de la tarde en pleno agosto. Ni Belcebú soñó con tantos grados en el infierno. Yo me pregunto si el verano sirve de verdad para descansar, siendo la estación que más cansa. Por estas fechas siempre releo El Quijote -mi mejor descanso- y mira tú por dónde me he encontrado esto:
«Pensar que en esta vida las cosas della han de durar siempre en un estado es pensar en lo escusado; antes parece que ella anda todo en redondo, digo, a la redonda: la primavera sigue al verano, el verano al estío, el estío al otoño, y el otoño al invierno, y el invierno a la primavera, y así torna a andarse el tiempo con esta rueda continua; sola la vida humana corre a su fin ligera más que el tiempo, sin esperar renovarse si no es en la otra, que no tiene términos que la limiten».
Cervantes 'on the rocks', el mejor refresco del verano.
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