Barrios de Granada
Vecinos del Mirador de la Churra piden más seguridad tras sufrir dos robosVinculan los sucesos y la suciedad a los grupos de adolescentes que los fines de semana organizan botellones en esta terraza con vistas al Albaicín
Alrededor de medio centenar de vecinos del entorno del Mirador de la Churra, ubicado a las faldas de la colina de la Sabika, bajo la ... Alhambra, han denunciado haber sufrido robos en dos viviendas en los últimos meses. Según ellos, estos sucesos son «una consecuencia más» de los botellones que cada fin de semana tienen lugar en este pequeño balcón natural con vistas al emblemático barrio del Albaicín, donde «decenas de adolescentes de 16 ó 17 años se reúnen por las noches para beber y fumar».
Al final de este mirador, una característica puerta azul da paso al Carmen de la Almanzora. Esta vivienda típica de la ciudad nazarí ha sido una de las últimas víctimas de los jóvenes vándalos que durante las noches del jueves, viernes y sábado rondan la zona. «Se colaron por la entrada que hay desde los bosques de la Alhambra hace un mes y medio», cuentan los vecinos. Además, «arrancaron la verja de una de las ventanas» y «se llevaron todos los instrumentos» –allí se imparten clases de música–.
«Con que haya un par de grupos ya se nota; intentas pasar hasta que no puedes más»
Quintín Domínguez
Vecino
No es la primera vez que episodios de este tipo sacuden al Mirador de la Churra. «En algunas casas han entrado incluso habiendo gente dentro» y «han amenazado a los vecinos». Aquí, viven muchas familias con niños y ya están «cansados» de la «conflictividad» que les rodea desde hace años. En más de una ocasión, Quintín Domínguez se ha visto «obligado» a salir de casa para «llamar la atención de la chavalería». «Esto no es muy grande, con que haya un par de grupos ya se nota. De primeras, intentas pasar, pero llega un punto en el que no puedes más», admite.
El dormitorio de Quintín es exterior, al igual que los de sus hijos, pero el ruido lo ha empujado a mudarse a una habitación interior «para poder descansar». Llamar a la policía local solía ser su primera opción. En vista de que los agentes «no suelen venir», él y el resto de vecinos han optado por enfrentarse ellos mismos a la situación. La última vez que salió, «fue para pedir a unos chavales que estaban montando jaleo que se fueran a otro sitio». La respuesta de ellos, advierte, fue increparlo y estampar la bolsa llena de basura que había en la papelera del mirador contra la fachada de su casa. «Algunos de los adolescentes que vienen a emborracharse aquí son muy agresivos», apunta este vecino.
Un joven herido
La agresividad con la que se desenvuelven los adolescentes que cada fin de semana se congregan en el Mirador de la Churra para hacer botellón no es lo único que preocupa a los residentes de la zona. El muro del balcón en el que se suelen apoyar «es muy bajo y está en muy mal estado». El año pasado, de hecho, un joven se cayó. «Estaba ahí sentado con las piernas hacia fuera y perdió el equilibrio. Al caer, se dio con un foco en la cabeza. Tuvimos que llamar corriendo al dueño del local –El Huerto del Loro– para que abriera y pudieran sacar al chaval. Estaba herido», recuerda Rafael Romero.
Se trata de una demanda «que viene de lejos». Se ha pedido en numerosas ocasiones al Ayuntamiento de Granada «que coloque un pretil o una barandilla que impida sentarse». Cerrar el mirador por las noches es otra opción, como se viene haciendo en el parque de Fuentenueva o en los Jardines del Triunfo. El objetivo, en cualquier caso, es que haya más seguridad en la zona.
«Hay que incrementar la presencial policial, al menos, viernes y sábados noche, que la gente sepa que puede ganarse una multa»
Rafael Romero
Vecino
Para conseguirlo, «también hay que incrementar la presencia policial». «Se supone que hay una patrulla especial de miradores, pero nunca la hemos visto aquí. Solo pedimos que se vigile más el mirador, al menos, los viernes y sábados sobre las diez de la noche, aunque sea como algo disuasorio, pero que la gente sepa que puede ganarse una multa», explica Rafael.
Drogas «como hachís y marihuana» impregnan el lugar que, al día siguiente, amanece con nuevos cristales, colillas, grafitis y frases «al estilo Paulo Coelho». Por ahora, se desconoce si el Ayuntamiento de Granada maneja algún plan de actuación para hacer frente a estas reivindicaciones de los vecinos.
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