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El ascenso a pie al mirador de San Miguel Alto por el Albaicín tiene unas vistas de ensueño y un encanto que atrapa. Pero el ... trayecto lo afea una práctica cada vez más habitual que sus vecinos están cansados de denunciar: las pintadas de frases sobre los muros de los callejones y los grafitis que dañan numerosos puntos declarados Bien de Interés Cultural.
Es de lo que se quejan los vecinos del barrio, motivo por el que solicitaron en la última junta municipal de distrito que el Ayuntamiento de Granada llegue a un acuerdo con el la Junta de Andalucía por el que se pueda actuar con mayor celeridad sobre estos monumentos. Solicitan que sea la administración municipal –con el permiso oportuno– quien elimine las pintadas, para que así haya una «mayor agilidad» en la retirada. «Hay algunos grafitis que llevan más de diez años», señala el portavoz vecinal, Pepe Bigorra, mientras señala parte de la muralla zirí manchada por una decena de pinturas. Asegura que es una demanda vecinal que han manifestado en más de una ocasión en anteriores juntas municipales de distrito.
La semana pasada asistieron a una reunión en la que estuvo el presidente de la junta municipal de distrito, Francis Almohalla, y el delegado de Turismo, Cultura y Deporte, Fernando Egea, sobre este asunto. Bigorra explica que hubo una «buena disposición» por parte de las administraciones, por lo que esperan que esto se aproveche para disminuir el tiempo de los procedimientos administrativos y técnicos de estas actuaciones. El objetivo es que los monumentos no queden manchados y dañados durante periodos extensos, que mejore así la imagen del barrio y que no se extienda esta práctica aún más.
Desde la Junta de Andalucía aseguran que han atendido a los vecinos junto con el Ayuntamiento. La administración andaluza explica que, en puntos como la muralla, las pintadas son más complicadas y delicadas de quitar, razón por la que se alargan los trámites.
Desde la plataforma denuncian que estos actos vandálicos se repiten a pesar de que hay cámaras de vigilancia en algunas zonas. «Se ha extendido una moda relativamente reciente que consiste en escribir frases en los muros de los callejones», explica Pepe Bigorra acerca de otra de sus preocupaciones.
Se trata de una plaga de pintadas poéticas escritas con bolígrafo o rotulador que se extiende desde el pasado verano. La situación desde entonces no ha hecho más que empeorar. La Policía Local denunció el pasado octubre a un guía turístico por tener un rotulador con el que presuntamente realizaba minipintadas de frases en el casco histórico del barrio Patrimonio de la Humanidad. Insisten en la necesidad de que se tomen medidas y que se establezcan sanciones económicas a los autores de los mismos.
Desde la asociación de vecinos, por su parte, explican que van a organizar una actuación para eliminar las pintadas sobre tapias y fachadas en colaboración con alumnos del IES Albaicín, que se hará cuando convenga al centro educativo y se tengan los permisos oportunos.
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