Una vecina de Las Gabias en riesgo de exclusión social abre su nevera para los más necesitados

Esta catalana de origen y granadina de adopción, ha decidido abrir su nevera para que todo aquel que lo necesite sepa que puede contar con su solidaridad. Ascen no le tema a nada, ni siquiera a quedarse sin suministros, porque vive tan intensamente que ha podido saborear la amargura de la crueldad. Es una mujer maltratada y no lo oculta, porque así lo cuenta sin ánimo de reflejar la más mínima inseguridad. «Tengo cuatro hijos de cuatro padres, los cuales me han maltratado», confiesa. Ha vivido tan rápido, que no tiene tiempo para paños calientes y su obsesión hoy es ayudar a quien pueda necesitarlo mañana, porque ella sabe bien lo que eso significa.

«Mi pareja y yo no tenemos trabajo y solo cobramos mi ayuda de 430 euros por ser una mujer maltratada», asegura. Sin embargo, no ha dudado en arrimar el hombro para aquellas personas que estén pasando por una mala situación por culpa de la crisis del Covid-19. «Pedí un microcrédito de 300 euros con el que llené la nevera y de ahí estoy sacando los alimentos que necesitan quienes se ponen en contacto conmigo». Gracias al grupo de WhatsApp que ha abierto esta semana, «para ayudarnos entre todos», Ascen ya ha contactado con más de una veintena de personas que le han pedido ayuda.

Asegura estar sobrepasada por la avalancha de peticiones, pero también por las personas que han decidido sumarse a su causa. Así ha logrado contar con tres voluntarios que le están ayudando a distribuir todo aquello que le pidan, tomándose en serio la seguridad de todos: «He conseguido mascarillas para los voluntarios y unos chalecos reflectantes en los que hemos escrito quienes son para que la policía no les pare». De ese modo, ya ha repartido comida de su propia nevera «a varias familias, además de lo que me van donando».

Su buena voluntad ha llegado hasta el Ayuntamiento de Las Gabias cuya concejala de servicios sociales, Cristina Moreno, está en constante comunicación con ella. La edil se ha ofrecido para mediar con la ayuda que se pueda recibir por parte del banco de alimentos y la propia Ascen ha hecho lo mismo con algunas de las personas que se han dirigido a ella para solicitarle comida o cualquier cosa que les pueda servir para superar esta crisis. «Hay gente que me pide ayuda de forma anónima porque le da vergüenza que se sepa que la necesitan», asegura la mujer.

Su empresa inspira tanto que sorprende cuando explica que además de ser solidaria con el resto, tiene a tres hijos a su cargo a los que no les falta de nada porque se deja la piel en ello a pesar de sus escasos recursos económicos. «Mi pareja estaba trabajando, pero por culpa de esta crisis se ha quedado en paro y a mí se me acaba la ayuda por ser una mujer maltratada en mayo». Preguntada por qué pasará después, la respuesta podría pasar por un silencio amargo, pero no es así, Ascen calla, pero afirma un «no lo sé» que suena a que asume un nuevo reto que no le va a vencer.