El ultimátum de Paco Cuenca por la falta de trenes

Son los mismos representantes que ni siquiera se mueven cuando todos admiten que hay que movilizarse; mientras la sociedad dormita a la espera de que los problemas se resuelvan solos y los periodistas retuercen los titulares para denunciar el agravio sempiterno que padece esta tierra. De algo hay que escribir.

Hace un mes –el 28 de septiembre–, el alcalde, Paco Cuenca, reunió la mesa del ferrocarril. Asistieron miembros del Ayuntamiento, Junta, Diputación, Gobierno central, una vicerrectora de la Universidad, representantes de los empresarios y de los sindicatos. Absolutamente todos insistieron en la necesidad de mejorar las frecuencias y las conexiones con Madrid y advirtieron que era insuficiente con el segundo AVE que se recuperó el 15 de octubre. Después se hicieron una foto.

La subdelegada, Inmaculada López Calahorro, se comprometió a trasladar las reivindicaciones a la provincia al Gobierno. Y, un mes después, Granada es la ciudad AVE con las peores conexiones ferroviarias con Madrid de toda España. Quizás haya que plantearse que la llamada de atención no surtió demasiado efecto.

Hasta ahora, el discurso esgrimido por Renfe es que se recuperará la tercera frecuencia AVE que había antes de la pandemia –estaba anunciada una cuarta– solo cuando exista demanda suficiente. Aunque a este mismo argumento se le puede dar la vuelta y plantearlo justo al contrario: que no hay viajeros porque ni los horarios, ni los precios ni los tiempos son atractivos.

En una ciudad donde el turismo es un pilar fundamental, la falta de conexiones es un lastre para la recuperación. Ayer, el tren Avant de regreso a Madrid a las 13.20 estaba completo. También el que llegó desde la capital de España a las 21.55. Hoy están llenos los dos que salen de vuelta a primera hora de la mañana para los visitantes que hayan venido a pasar el fin de semana.

Hay demanda, lo que no hay son trenes.

El alcalde habló hace una semana con el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y también le planteó la necesidad de mejorar la conexión por avión. Paco Cuenca es consciente de que tiene que salirse del raíl y enfrentarse –llegado el caso– al Gobierno pese a que sea de su propio partido. Y lo va a hacer. El alcalde se marca un plazo de 15 días para ser recibido en el Ministerio de Transportes, donde tiene de enlace a la secretaria de Estado Isabel Pardo de Vera. Transcurrido este ultimátum, habrá que pasar a la siguiente fase.

Esta ciudad y sus representantes no pueden permitirse llegar al próximo puente de diciembre en las mismas condiciones. Desconectada y desenchufada.

Esta semana se ha celebrado en el Parlamento el debate sobre el estado de la comunidad, donde se ha visualizado la dificultad que tendrá el gobierno andaluz para aprobar un nuevo presupuesto para 2022. Tanto PP como Ciudadanos asumen que Vox se ha salido de la ecuación y hará lo posible por provocar un adelanto electoral. Macarena Olona –candidata predispuesta– lo ha dejado claro. «Lo va a tener complicado, porque el grado de cumplimiento del acuerdo es muy elevado», advierte un miembro del ejecutivo.

No se esperaban tampoco la virulencia de la portavoz socialista, Ángeles Férriz, en la primera de sus intervenciones, aunque después modulara el discurso y la puerta a un entendimiento con los socialistas siga abierta.

El PSOE ha abrazado las protestas sanitarias –las mismas que en otros tiempos le abrasaron–, y es complicado que apoye unas cuentas mientras las reclamaciones se mantengan. Los socialistas tienen que medir hasta dónde llevan la presión, porque las encuestas no les aconsejan que se precipite la cita con las urnas.

Preguntado el vicepresidente, Juan Marín, insiste en que, pese a todo, se agotará la legislatura. Su partido está en recomposición y necesita tiempo –en Granada habrá noticias en cuestión de días–. Otras fuentes en el gobierno andaluz repiten esta frase ante la falta de presupuesto y unas hipotéticas elecciones anticipadas: «Es una excusa en caso de necesitarla».