EL TSJA confirma la pena de 21 años y medio de cárcel para el autor del 'crimen del maletero'
El principal acusado, que contó con la ayuda de dos encubridores, se desvinculó del brutal crimen de su socio, cuyo cadáver apareció en un coche aparcado en Huelva con varios golpes y disparos
La condena que la Audiencia de Granada impuso a Abel M. M., José D. S. y Eric José C., los tres implicados en el 'crimen ... del maletero', tras la celebración de un juicio con jurado popular, acaba de ser confirmada por la Sala de lo Civil y lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), Ceuta y Melilla. De este modo, el autor material del asesinato, el acusado llamado Abel, cumplirá 21 años y medio de prisión, mientras que para los otros dos procesados, considerados sus encubridores, se han ratificado los dos años y tres meses de encierro que se fijaron.
La víctima del 'crimen del maletero' fue Miguel Giménez, de unos 35 años. Su asesinato se produjo el 6 de abril de 2016 en una nave de Atarfe donde tenía una plantación interior de marihuana. Su cadáver fue localizado a finales del mes siguiente en el interior del maletero de su vehículo, un Audi A-3, que había sido estacionado y abandonado en una calle de Huelva. Los forenses determinaron que había recibido numerosos golpes en la cabeza y varios disparos, uno de ellos en la cara.
En su sentencia, dictada el 7 de octubre y a la que ha tenido acceso IDEAL, el alto tribunal rechaza los recursos que interpusieron dos de los acusados: Abel y uno de los encubridores. Ambos había alegado una supuesta vulneración de su derecho a la presunción de inocencia; entendían que no había habido pruebas válidas contra ellos.
Sin embargo, el TSJA avala el castigo que se fijó, pues aunque el caso se basó en indicios y no en una prueba directa, aquellos fueron de peso. Entre ellos, «la situación del pavimento de hormigón levantado o picado de manera irregular con un martillo percutor que fue localizado en la vivienda de Abel» o «el hallazgo de restos de material genético de Abel» en lugares claves de la escena del crimen, los cuales demostrarían que hubo «un contacto directo entre acusado y víctima en el momento de la agresión».
Relato
Aunque Abel se desvinculó del asesinato de Miguel, el veredicto del jurado fue de culpabilidad y la sentencia que dictó la magistrada de la Audiencia de Granada que presididó el tribunal popular, Aurora González Niño, el impuso en concreto 20 años por el delito de asesinato y un año y medio más por la tenencia ilícita de armas.
El fallo ahora confirmado, dictado el 13 de noviembre de 2019, consideró probado que Abel era amigo de la infancia de Miguel, que residía en aquellas fechas en Sabadell (Barcelona) y que ambos decidieron en 2015 instalar una plantación de marihuana. Para ello, alquilaron una nave industrial en Atarfe, en el Poligono Insdustria Los Álamos.
Para ayudar en los trabajos de instalación y explotación de la plantación, Miguel envió desde la provincia de Barcelona a un conocido suyo, el acusado José D. S., a quien Abel alojó en su domicilio. «Tras hacer las primeras cuentas del negocio, surgieron fuertes discrepancias entre Miguel y Abel sobre el reparto de beneficios por no estar de acuerdo Abel con las condiciones que Miguel le imponía, tornándose para Abel la amistad con Miguel en animadversión hacia este», señalaba la sentencia del tribunal granadino.
Y fue en el marco de esa relación enrarecida cuando ocurrió el crimen. Tuvo lugar el 4 de abril de 2016. Miguel había viajado desde Sabadell con su hijo menor y su pareja sentimental a Villanueva de la Serena para pasar unos días, pero Abel le convenció para que acudiese a la plantación. Estaba «decidido» a matarle.
Abel logró que Miguel, «sin sospechar nada», se presentase en la nave «con el pretexto de unos problemas técnicos en el funcionamiento de las instalaciones». Una vez dentro del recinto, y nada más cruzar la puerta de la primera sala de las dependencias del almacén, Abel y otra u otras personas no determinadas «se abalanzaron sobre Miguel de manera súbita e inesperada«. No le dieron la oportunidad de defenderse. Le asestaron uno o varios golpes en la cabeza que le dejaron aturdido y aprovecharon para colocarle sobre la cabeza una bolsa de plástico. Luego, le siguieron golpeando reiteradamente »con un objeto contundente», describía la resolución.
Pese a los golpes, Miguel pudo avanzar unos pasos, momento en que recibió varios disparos, que le alcanzaron «la cabeza y otras partes del cuerpo». En el lugar quedó un charco de sangre y, para borrar toda huella del crimen, Abel contactó con los otros acusados, los encubridores. Ambos le ayudaron: cortaron todas las plantas de marihuana que se cultivaban en la nave, desmontaron parte de sus instalaciones y con un martillo compresor eléctrico «picaron el suelo de hormigón de la sala para eliminar los restos de la gran mancha de sangre dejada por el cadáver, tarea en la que invirtieron varios de los días siguientes».
En cuanto a las indemnizaciones, Abel habrá de abonar 70.000 euros a cada uno de los tres hijos menores de Miguel, así como otros 100.000 a sus padres. Este caso fue instruido por el Juzgado de Instrucción número 4 de Granada, cuyo titular es el magistrado Antonio Moreno.
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