Tres senderistas ciegos del Camino de Santiago denuncian que un albergue no les dejó alojarse con sus perros guía
Uno de ellos es de Pampaneira y asegura que el establecimiento se negó a que durmiesen allí hasta que supo que iba a ser denunciado
áLVARO lÓPEZ
Jueves, 16 de enero 2020, 12:41
«Estábamos haciendo una de las etapas más duras», explica José Manuel, un senderista invidente de Pampaneira (Granada) que asegura haber sufrido discriminación este miércoles ... junto a otros dos compañeros, también ciegos, al ver cómo en un albergue les negaban el acceso por ir con sus perros guías. Acababan de hacer su quinta etapa del Camino de Santiago que les llevaba desde Rabanal del Camino hasta El Acebo, ambas localidades de la provincia de León. Solo en ese trayecto tuvieron que cubrir los 17 kilómetros a pie que separan ambos núcleos de población, pero «tuvimos que hacer diez kilómetros de más porque el pueblo al que íbamos tenía todos los albergues cerrados».
Así fue como sobre las cinco de la tarde de este miércoles llegaron al albergue de Molinaseca (León) que les impidió el paso. Según asegura el senderista granadino, el dueño del hospedaje que les atendió les dijo que «con perros aquí no se entra». Pese a que le explicaron que eran invidentes y que los canes son los ojos que les guían, el gerente habría insistido en la negativa: «Me da igual que seáis ciegos o que sean guías que aquí con perros no entráis».
Se da la circunstancia de que durante la ruta coincidieron con dos jóvenes a los que el dueño del establecimiento les preguntó que si venían con José Manuel y sus compañeros tampoco les dejarían entrar al albergue. Tras advertirle que llamarían a la Guardia Civil, el gerente del establecimiento les dijo que «podéis llamar a quien queráis que aquí no entráis».
Pero José Manuel y sus dos compañeros de ruta no lo dudaron e interpusieron dos denuncias por utilizar de forma ilegal el derecho de admisión al discriminarles, una por Larsson y otra por Duna, el pastor alemán y el labrador a los que no dejó pasar el dueño del albergue. Según la normativa de Castilla y León, si se aprecia que se ha cometido una infracción grave, la multa para el local puede ascender a 9.000 euros o hasta los 90.000 si se considera muy grave. Además de ello, los senderistas rellenaron otras dos hojas de reclamaciones. Según aseguran los peregrinos, fue ya en ese momento cuando el dueño se mostró más colaborativo y les quiso permitir la entrada. Algo que rechazaron por el mal trato recibido.
Finalmente encontraron otro albergue en el que no tuvieron problema alguno, como les ha sucedido durante todo el viaje, para poder entrar con sus perros guía. José Manuel tiene claro que no quieren «que esto vuelva a ocurrir». De hecho, recuerda que uno de los agentes de la Guardia Civil les trasladó «que este tipo de llamadas no tienen por qué suceder en estos tiempos». Por su parte, el establecimiento ha declinado hacer declaraciones a IDEAL.
Un camino de inspiración
Lo sucedido con el albergue pone de relieve el mérito de José Manuel, Javier y Jordi al hacer el Camino de Santiago desde León. Su historia no merece más que elogios porque salvo José Manuel, el resto ya han hecho este viaje en más de una ocasión hasta el punto de haber realizado todas las rutas. Javier, madrileño y de 60 años y Jordi de Barcelona y de 55, demuestran que no hay nada imposible.
«Sabemos que hay rutas que hace la ONCE y que te llevan el equipaje en autobuses, pero nosotros queríamos hacer el viaje como una persona normal», asegura José Manuel. Este vecino de 45 años de Pampaneira, en la Alpujarra granadina, se quedó prácticamente ciego hace 12 años cuando sufrió un tumor cerebral que le hizo perder también la audición en su oído izquierdo, pero nada le detiene.
«Siempre he sido muy aventurero y por eso mi familia está muy feliz por mí», relata. Pese a que trabajaba como camionero cuando su vida cambió radicalmente, hoy en día ya está jubilado y puede disfrutar de la pasión de recorrer cualquier rincón. Paradójicamente, José Manuel asegura que las vistas de las rutas que están haciendo son «muy bonitas, aunque nosotros no las vemos, nos explican cómo son y nos las imaginamos». Pura inspiración.
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