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Miembros del ejército republicano, destinados en la jefatura de Sanidad, en Baza.

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Miembros del ejército republicano, destinados en la jefatura de Sanidad, en Baza. C.M

Los campos de concentración franquistas de Granada

Cerca de 43.700 reclusos pasaron por estos espacios de represión y trabajos forzados de la provincia

pilar garcía-trevijano

Granada

Jueves, 28 de marzo 2019, 00:04

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«Mi padre sufrió una doble humillación. Era un ingeniero republicano, formó parte del ejército y estaba destinado en Baza cuando Granada cayó en manos ... de los nacionalistas. Primero, perdió la guerra, fue arrestado y llevado a un campo de concentración en Armilla. Después, tuvo que someterse y pedirle a mi abuela que reuniera avales políticos para poder salir de allí con vida», explica Carmen Menéndez, hija de un miliciano barcelonés superviviente de la Guerra Civil. Los hijos y nietos de los represaliados no quieren, ni pueden, olvidar. Son pocas las huellas, documentos rastreables y las víctimas con vida que puedan arrojar algo de luz sobre uno de los episodios más dolorosos de la historia reciente de España. Los gulags y campos de exterminio no fueron exclusivos de la URSS y de la Alemania nazi. Las plazas de toros de Baza y Granada, la fábrica de esparto de Benalúa, la azucarera de San Torcuato en Guadix, el antiguo hipódromo de Armilla, la azucarera el Ingenio en Motril, la Casa Grande de Padul, así como varios cortijos desconocidos en Búcor, Pinos Puente, Caparacena, Caniles o Fuente Agria fueron el «infierno personal» y los «templos del hambre, tortura, enfermedades y muerte», según el periodista Carlos Hérnandez, de al menos 43.700 prisioneros republicanos en Granada.

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