Los tratamientos para dejar de fumar se triplican en Granada el último lustro
El SAS ha atendido desde 2021 a más de 54.00 adictos en la provincia, donde consumir tabaco en terrazas también quedará prohibido con la nueva ley
Durante décadas, fumar tabaco parecía casi obligatorio en España. El cigarro era un compañero discreto que todo lo veía desde entre los dedos de quien ... cuidadosamente lo encendía. Podía ser un maestro dando clase, el pasajero de un avión o incluso un médico pasando consulta. Estampas que hoy, especialmente después de una pandemia de un virus respiratorio, resultan insólitas. Residen en la memoria colectiva, pero nunca más se volverán a dar. Los espacios libres de humo cada vez son más porque la conciencia sobre los efectos nocivos de la nicotina también es mayor. De ahí que, en la provincia de Granada, los tratamientos para dejar de fumar se hayan triplicado el último lustro.
El Gobierno de España trabaja ahora para aprobar una nueva ley que vetará su consumo en centros universitarios, docentes y deportivos; marquesinas de transporte; vehículos de empresa; playas y entornos naturales, y terrazas. La ministra de Sanidad, Mónica García, ha llevado recientemente el anteproyecto al Consejo de Ministros, donde ha logrado luz verde. Ahora, será sometido a debate y votación en el Congreso. España avanza hacia el objetivo: reducir el impacto de cigarros tradicionales y electrónicos en nuestra salud. La estrategia incluye campañas y también la financiación de tratamientos para dejar de fumar.
En la provincia granadina, los centros de salud y hospitales están atendiendo por esto a 1.131 pacientes de media al mes este 2025, mientras que en 2021 apenas había más de 350 citas mensuales, según datos facilitados por la delegación de la Consejería de Salud a este periódico. En este contexto, en los últimos cinco años, un total de 54.029 granadinos (55,47% hombres y 44,53% mujeres) han tratado su adicción en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) con intervenciones «avanzadas» que pueden ser individuales o en grupo.
«Hay un mayor conocimiento de las consecuencias y la población quiere dejar de fumar. También influye tener la posibilidad de hacerlo, que la consulta no sea restringida. La atención primaria es más asequible pese a la saturación actual. Aunque lo fundamental, en mi opinión, es la financiación de algunos tratamientos, pero ir directamente a esos es un error. Por estar financiado no siempre tiene que ser el mejor para esa persona en ese momento», advierte Alicia Conde, neumóloga del hospital Clínico San Cecilio de Granada experta en tabaquismo.
Terapias combinadas
Lo más común es apostar por tratamientos farmacológicos «combinados», según esta profesional. La nicotina se puede sustituir con parches, comprimidos o chicles, disminuyendo el síndrome de abstinencia y favoreciendo el abandono del hábito; también se usan citisiniclina, vareniclina y bupropion. Pero, además de medicarse, los granadinos en intervenciones avanzadas en el SAS se somenten a terapia cognitivo-conductual. «Hay muchos factores como la dependencia física, psíquica, gestual... Los tratamientos no son baratos, pero fumar es mucho más caro. Suelen durar entre 9 y 12 semanas», apunta.
En su consulta, la doctora Conde inicia el protocolo con cada paciente que le dice que quiere dejar de fumar. También se le ofrece a todos los fumadores que son hospitalizados, ya que es un momento «muy óptimo». Una vez terminado, están en seguimiento durante al menos un año. Según las guías, debería ser «mucho más estricto», pero la presión asistencial «no siempre lo permite». Las citas telefónicas han mejorado esto, según ella. Salud asegura que, desde los centros de atención primaria, se valora «continuamente» su situación y, si recaen, son readmitidos.
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