Los trastornos de salud mental en menores obligan a reforzar la atención

Y es que este se ha convertido en un asunto prioritario para la sociedad, especialmente a raíz de la pandemia, cuando la problemática se intensificó aún más. No solo los adultos están detrás de las cifras: los sanitarios alertan de la escalada de casos en menores de edad. De hecho, esta Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil atendió durante los primeros nueve meses de 2022 a 1.800 pacientes y se realizaron unas 14.000 consultas. A falta de conocer los registros del último trimestre del año, desde la Delegación de Salud y Consumo prevén que esta última cifra haya aumentado más del 20% con respecto a 2021. Por otro lado, el tiempo de espera para ser atendidos se sitúa por encima de los 50 días, un dato alarmante motivado por la alta demanda y la falta de profesionales.

En este sentido, es clave equiparar los recursos a los de otras disciplinas sanitarias, motivo por el cual se pondrá en marcha la Unidad de Hospitalización de Salud Mental para niños y adolescentes. «Las obras ya han comenzado, con el Plan de Infraestructuras de la Junta se van a adecuar espacios y habrá otra dotación para recursos humanos, que ya está en manos de los servicios de personal del Sistema Andaluz de Salud (SAS). El objetivo es que antes de que finalice el primer semestre del año sea una realidad», explica Benedicto Crespo.

La situación de los pacientes mejorará sustancialmente de la mano de esta unidad. Hasta ahora, aquellos que lo necesitan -por riesgo de suicidio, por ejemplo- tienen que ser ingresados en otras plantas. Los menores de 14 años son hospitalizados en el área de Pediatría. De los 14-16 años en adelante, dependiendo de la provincia, en la unidad de salud mental de adultos. «Intentamos que estén en espacios diferenciados, pero no siempre se puede», admite el director del plan. Sin embargo, insiste en que hospitalizar a niños debe ser la última opción, y en ese caso trabajan porque el tiempo sea el mínimo necesario. «Siempre que se puede se fomentan otros recursos, como los hospitales de día, pero en ocasiones es necesario que ingresen. Depende también de su entorno social, a veces no se puede asegurar un tratamiento adecuado y es mejor que estén encamados un tiempo», añade.

Para detectar posibles trastornos mentales, el entorno familiar es clave. Fuera de él, el centro educativo, en el que tantas horas pasan los chicos, también lo es. Con la pandemia se incorporó la figura de la enfermera escolar, 400 para toda Andalucía, con el fin de ayudar en el control sanitario, pero una vez que la situación epidemiológica mejoró estas profesionales han cambiado sus tareas.

El director del Plan integral de Salud Mental de Andalucía cuenta que las sanitarias se van a formar para detectar casos de depresión y prevenir suicidios entre los estudiantes. Se trata del primer curso online al que tendrán acceso las enfermeras escolares durante el primer trimestre de 2023, pero no será el último. La idea de Salud es ampliar esta formación a otros ámbitos: posibles trastornos de conducta alimentaria, del espectro autista, alteraciones de conducta o adicciones -como al teléfono móvil-, entre otros. «También queremos realizar cursos complementarios para profesores», añade el responsable.

El fin último no es otro que identificar pronto los casos y orientarlos o, si es necesario, derivarlos al sistema sanitario. A juicio de Benedicto Crespo, muchas veces están delante de nuestros ojos y no nos damos cuenta. «El niño que baja el rendimiento de repente, el que no juega, el que muestra un cambio… Podemos pensar que simplemente está pasando una mala época en casa, pero quizá hay detrás una depresión, un trastorno o incluso el riesgo de suicidio», apunta.