Tras la pista en Granada de la corona de Eugenia de Montijo robada en el Louvre
La capital atesora numerosas referencias a la emperatriz granadina de los franceses que merece la pena recuperar ahora al calor del peliculero robo en París
El peliculero robo en el museo del Louvre de París de las joyas de los Bonaparte ha puesto en boca de medio planeta el nombre ... de una granadina, Eugenia de Montijo. En efecto, 172 años después de casarse con Napoléon III, sobrino de Napoleón, esta mujer del barrio de la Magdalena del Centro de Granada ha vuelto a dejar boquiabierto al mundo al dejarse seducir por el brillo y el esplendor de las joyas robadas.
Tras la pista de la corona de Eugenia de Montijo sustraída en el Louvre, se descubre que Granada atesora numerosas referencias a la emperatriz granadina de los franceses que merece la pena recuperar ahora al calor del peliculero robo en París. Pero antes, el resto de la historia de tan peculiar robo. Lo más curioso es que tras la operación, esta pieza fue encontrada poco más tarde tirada debajo de una ventana del museo del Louvre y con algunos daños en su estructura.
Aunque los equipos de investigación siguen recabando información para conocer todos los detalles, no solo de las circunstancias en las que se ha producido el atraco, sino también del valor de las joyas sustraídas, ya han encontrado una de las piezas. Se trata de la corona de la Emperatriz Eugenia de Montijo (1826-1920), un ornamento que refleja el esplendor del Segundo Imperio francés.
Así es, entre los tesoros sustraídos se encontraba la corona de Eugenia de Montijo, emperatriz de los franceses, compuesta por 1.354 diamantes y 56 esmeraldas, que el emperador Napoleón III encargó para su esposa en 1855 al orfebre Alexandre-Gabriel Lemonnier. Esta histórica corona se había vendido previamente en una subasta en 1988 por 13,5 millones de dólares, antes de ser donada al museo del Louvre cuatro años más tarde.
La huella granadina
Eugenia de Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, nacida en Granada en 1826, se convirtió en emperatriz consorte de Francia al casarse con Napoléon III en 1853. Este, en su discurso ante el Senado, dijo de su esposa: «Dotada de todas las cualidades del alma, ella será el adorno del trono, ya que, en el día del peligro, se convertirá en una de sus valientes defensoras. Católica y piadosa, rezará al cielo las mismas oraciones que yo hago por la felicidad de Francia».
Pronto llegaría la noticia a Granada, y según el canon de la época, en 1867 se dedicó una placa en su casa natal, sita en la calle Gracia número 12, frente por frente a la iglesia de la Magdalena. Reza así:«En esta casa nació la ilustre Señora Doña Eugenia de Guzmán y Portocarrero, actual emperatriz de los franceses. El ayuntamiento de Granada al colocar esta lápida se honra con el recuerdo de su noble compatricia. Año 1867».
Como dicen las viejas lenguas del barrio, cada vez que pasan bajo la placa:«Si en una ciudad francesa como por ejemplo Burdeos, hubiera nacido una francesa que hubiera llegado a ser emperatriz de los españoles, su casa natal sería ahora un mausoleo. Aquí en España, en Granada, ni tan siquiera hay una señal que diga que es la casa natal de Eugenia de Montijo y la placa está borrada prácticamente por el paso del tiempo».
Queda sin embargo recuerdo de su nombre, en la zona de las Alquerías junto al instituto Juan XXIII de la Chana está el colegio público Eugenia de Montijo, y en el distrito Norte hay todo un barrio que lleva su nombre, Casería de Montijo, ya que la finca le perteneció en el pasado.
Pero lo mejor está por llegar, si se quiere ver la corona imperial de Eugenia de Montijo, esplendor de Francia, no hace falta visitar el Louvre. Basta darse un paseo por la avenid de la Constitución y fijarse en lo que sostiene su estatua con las manos.
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