Los trabajadores que defienden a Glovo: «Pago mi alquiler y mi coche gracias a ellos»
Trabajadores de la empresa defienden su trabajo y aseguran sentirse perjudicados por el informe de la Inspección de Trabajo
José Mendoza Mayo
GRANADA
Sábado, 7 de septiembre 2019, 13:12
Un informe de la Inspección Provincial de Trabajo, con fecha del 20 de agosto, puso en el ojo del huracán a Glovo. Tras el requerimiento ... del Sector de Hostelería y Turismo del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), basado en la experiencia de varios repartidores, la ITSS determinó que los 180 'riders' en la provincia deber ser asalariados de la empresa y cotizar en el régimen general de la Seguridad Social. Una decisión que ha puesto a la aplicación de reparto en el ojo del huracán.
Sin embargo, algunos 'glovers', nombre con el que se conoce a estos trabajadores, creen que «falta la otra cara de la moneda». Tras las críticas a la empresa española, algunos de los repartidores defienden su trabajo. «Si nos obligan a ser asalariados, matan a Glovo», aseguran.
«En febrero del 2018 decidí dejar mi trabajo y aposté por esto. Fue una apuesta, podía haber salido mal, pero salió bien. Estoy ganando más dinero que en cualquier otro trabajo de repartidor que haya tenido antes. He podido irme de casa de mis padres, tras más de 30 años chupando del bote», explica Alejandro, aunque todos le conocen como 'AJ'. Es uno de los 'riders' más antiguos de Granada y actualmente cobra entre 2.000 y 2.500 euros todos los meses. Víctor le siguió, y también tiene un rango alto dentro de la aplicación, pero él dedica menos horas: «Yo soy asalariado en una empresa y ganó, más o menos, 800 euros cada mes. Es un extra que siendo asalariado no podría tener». Por último, Ricardo, quien sólo lleva 10 meses, aunque lleva casi medio año con un rango alto: «Llegué a Granada sin nada, con una moto y un móvil. Ahora puedo pagar el alquiler de mi piso, he comprado una moto nueva y un coche. Se lo debo todo a Glovo». El sistema «te lo explican cuando llegas». Para elegir horas, necesitas antigüedad y excelencia, «que se consigue con trabajo y esfuerzo, sumando horas y entregando los pedidos rápido». Todo esto, suma puntos en una clasificación que establece la prioridad para reservar horas de trabajo, algo «que nos gusta, pues se reconoce nuestra dedicación y nuestra destreza, algo que en otros sitios no».
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«Cuando llegas a una empresa, nunca llegas como gerente. Tienes que empezar desde abajo, haciendo un esfuerzo por crecer. Lo mismo pasa en Glovo, aquellos que eligen las mejores horas es porque se lo han ganado», asegura AJ, quien también señala que hay un limite: «Sólo puedes coger hasta 13 horas al día, si intentas elegir más, la aplicación no te deja». Sin embargo, este reparto, que se realiza los lunes y los jueves, no es vinculante, pues tal y como cuenta Ricardo, el repartidor puede cancelar sus horas en cualquier momento: «Yo tenía horas para estar ahora mismo trabajando. Las he cancelado cinco minutos antes, nadie me ha dicho nada ni me han puesto pegas. Simplemente me la quitan y queda libre para que la coja cualquier otro 'rider'».
«Nosotros cobramos una base de 2,50 el pedido. A partir de ahí se suman 30 céntimos por cada kilómetro y 5 céntimos por cada minuto de espera. Por último, en caso de que llueva, sube un 30% más». Así explica AJ su beneficio. Un beneficio que es muy superior al de cualquier repartidor: «En otras empresas, te pagan cerca de 80 céntimos por cada uno, da igual el tamaño. Hay muchas modalidades, pero en todas cobras menos que aquí».
«No es sólo el dinero, es la libertad que te ofrece Glovo. Yo salgo de mi trabajo y si quiero, hago mis horas, si estoy cansado, las libero. En verano, si llevas toda la mañana trabajando y hace calor, cancelas una hora, te refrescas y sigues trabajando. Si te duele la cabeza, te echas la siesta y vuelves. Como asalariado eso no pasa, si te duele la cabeza, sigues repartiendo. No tienes libertad», señala Víctor.
Ricardo, asegura que «es un sistema de mérito», en donde se premia el esfuerzo, algo «raro hoy en día». Según describe, él trabaja con objetivos trimestrales, «comprar un coche o pagar un billete de avión para que mi hermano venga en Navidad», unos objetivos que motivan, pues «estoy trabajando para mi crecimiento y mi beneficio». Algo que no podría suceder como asalariado, pues «si ya sabes que lo que vas a cobrar a final de mes, no te motiva, estás a medios gas».
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