«Las torres eléctricas no las queremos ni en nuestro imaginario»
La plataforma en contra de la línea eléctrica que pretende cruzar el Valle de Lecrín no baja la guardia: «defendemos la belleza de esta comarca»
Un águila perdicera interrumpe el silencio incómodo que se genera siempre antes de disparar la cámara. «Hablad entre vosotros». El fotógrafo invita a romper esa ... quietud, el posado puro y duro. En esta ocasión, es el ave rapaz la que se posa en un árbol y provoca la conversación. «Es una especie protegida que se da aquí, en el Valle de Lecrín y que es incompatible con las torres eléctricas. Lo dice hasta un informe de la Junta». Este argumento nace de la plataforma 'Di no a las torres', formada por vecinos, empresarios, ayuntamientos, por un grupo heterogéneo en el que cada uno tiene su función. El marido de Miranda, un diseñador gráfico inglés ha creado el logo. Hace trabajos para clientes de Inglaterra desde su casa del Valle.
Les une la belleza. La de esta comarca que han «cuantificado» en un informe hecho por un durqueño que es catedrático de la UGR y otros especialistas. En un informe han contabilizado lo que se devaluarían las viviendas y lo que perdería el sector turístico si la línea eléctrica que ha proyectado Red Eléctrica Española llegase a construirse y les rajase en dos como una cicatriz de las que no se borran, de las que siempre se ven.
«Las torres eléctricas no están ni en nuestro imaginario. No queremos ni imaginarlas por aquí», apunta Hermi, que es de Dúrcal y que es el alma poética de la plataforma.
En realidad, todos hablan con poesía cuando describen el Valle de Lecrín. Lo reconocen. Viven del paisaje, de la tranquilidad, de lo bonito del entorno, de un turismo rural que han creado con esfuerzo en poco más de una década. Antes no los conocía nadie. Ahora los extranjeros compran sus viviendas y los turistas de Noruega comen en Señorío de Nevada, un hotel con bodega y con vino propio, al que amenaza la línea como a todos estos negocios.
En octubre del año pasado llegó al Valle de Lecrín el runrún de que Red Eléctrica Española iba a construir una línea eléctrica de 220 kilovoltios y que 29 kilómetros de estas torres de hasta 80 metros de alto, iban a atravesar esta comarca. En noviembre, responsables de la empresa explicaron el proyecto en Albuñuelas.
La plataforma 'Di no a las torres' se puso a movilizar a la comarca. Fueron pueblo por pueblo, visitaron cada ayuntamiento y animaron a los alcaldes a rechazar en pleno Lecrinnova un programa de 700.000 euros que venía aparejado con la llegada de la línea.
Fondos para alegaciones
Dentro de este movimiento social se creó un grupo de trabajo que fue el encargado de realizar informes técnicos y de recaudar fondos –unos 15.000 euros– para que se redactasen unas alegaciones profesionales contra el proyecto de Red Eléctrica, que entregaron en marzo en la Junta de Andalucía. Unas 2.000 alegaciones de la plataforma 'Di no a las torres' y otras 2.000 del movimiento social de La Alpujarra, que también pelea, según cuenta una de sus representantes, María Aragón, para que la línea no atraviese esta zona ni se acerque a Órgiva, como pretenden.
También 'Di no a las torres' pidió ayuda al Defensor del Pueblo y ha sido en la respuesta a este organismo, en la que la Junta ha manifestado su intención de que la línea no atraviese el Valle de Lecrín y se pueda cambiar el trazado, si la empresa lo propone. «Las torres destrozarían esta belleza. No lo podemos consentir. No vamos a levantar los pies del suelo ni a confiarnos», apunta Hermi que señala que la lucha continúa, y que la línea eléctrica no puede atravesar esta comarca. Lo dice muy seria. Se juegan su sustento, su patrimonio y su paz.
El informe que han realizado los expertos señala que la línea haría que el turismo de la zona bajase un 30% y se perdiesen 16 millones de euros al año y se destruyesen medio millar de empleos.
«Este es nuestro patrimonio, nuestra riqueza y tenemos que conservarlo. Si llegase la línea, que es solo de transporte, provocaría la despoblación de la zona», apuntan catastrofistas. La tarde mece el Valle de Lecrín. El silencio lo rompe el águila perdicera. Pasa algún coche. Solo las casitas blancas interrumpen el verde del paisaje. Ese que quieren salvar de las torres.
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