Todos los barrios de la capital tienen una población más vieja que hace diez años
Barrios históricos de la capital se quedan casi sin niños en la última década mientras el Área Metropolitana se llena de familias jóvenes que huyen del alto precio de la vivienda y el alquiler
Juanjo Cerero
Granada
Domingo, 1 de marzo 2020, 02:09
Apenas algunas conversaciones en voz baja, un grito en la lejanía, interrumpen el silencio que reina indiscutido sobre el bulevar de La Chana. Grupos de ... mayores, sentados en los bancos mientras disfrutan de un sol que se ha negado a aparecer durante toda la mañana, comentan la jugada. Este barrio, de ascendencia obrera, solía ser un hervidero de actividad, de vida familiar, como recuerda el matrimonio que forman Isabel Fernández, de 72 años, y José Cantón, de 74, vecinos de la zona desde 1960. «Menos de cuatro niños no había en ninguna casa», rememoran con entusiasmo mientras señalan que entonces imperaba un ruido que ha desaparecido casi del todo. «Eso se empezó a perder en la década de los ochenta y desde entonces sólo ha ido a peor», aseguran.
La Chana es sólo uno de los barrios históricos granadinos que han visto su censo envejecer de manera sistemática durante la última década tras un proceso en el que buena parte de sus jóvenes se marcharon en busca de prados más verdes, en este caso, los del Área Metropolitana. La corona acumula hoy los diez municipios de la provincia de edad media más baja.
De acuerdo con la serie histórica de datos de empadronamiento que pone a disposición pública el Instituto Nacional de Estadística (INE), el envejecimiento se ha cebado con la capital granadina prácticamente sin excepciones. De sus 184 secciones censales, que son los distritos administrativos sobre los que se elabora el censo local, en 163 se ha vivido un proceso de este tipo. Esto supone una proporción que casi alcanza a nueve de cada diez; en concreto, el 88,6%. En estos lugares, el grupo mayoritario de edad era en 2019 mayor que el de 2009, una década antes.
La Chana y la barriada de Genil son las dos zonas de la ciudad donde esta evolución demográfica ha sido más intensa. En ambas, más del 90% de sus secciones censales han visto cómo el conjunto de habitantes más numeroso se hacía más viejo en los últimos diez años. Muy de cerca le siguen el Zaidín y el Centro. Por el lado contrario sólo es posible encontrar el barrio del Albaicín, que a pesar de tener el menor índice de envejecimiento de entre los distritos granadinos acumula un 57,1% de sus secciones censales. De hecho, en uno de cada siete de estos grupos de empadronados, los mayores de 65 años son ya el sector principal de población. El lugar en el que mayor concentración hay de estos casos es el Zaidín, donde 9 de sus 33 distritos censales cuentan con mayoría de personas de la tercera edad; son cerca de un tercio del total, el 27,2%.
No pía más
Isabel y José son la memoria viva de este paso del ruido al silencio. «Ya antes de que llegara la crisis los jóvenes no se podían permitir comprar una casa aquí», apunta él, y señala al motivo económico como impulso de ese exilio, en unas ocasiones más voluntario que en otras. «Muchos se fueron buscando lo barato», apostilla. Y ya no han vuelto. «Además, últimamente con el subidón de los alquileres la cosa sigue sin remontar». Apenas unos metros más allá, el letrero que señala un asadero de pollos con la persiana metálica echada -«como la mayoría de los negocios que abren aquí», comenta el matrimonio- resume el estado del barrio: ya no pía más.
Ni siquiera sus hijos viven ya en La Chana; uno se fue a Madrid, a caballo entre las obligaciones del trabajo y el amor, y otro a Las Gabias, en un proceso similar al que narran Luisa María Ramos, de 37 años, y David Ariza, de 44, antiguos vecinos de toda la vida del Zaidín que decidieron marcharse a Vegas del Genil. Este municipio, formado tras la unión de los núcleos de Ambroz, Purchil y Belicena, es el que presenta la edad media más baja de toda la provincia, según los datos del INE. En concreto, se sitúa en 33,9 años. Por ponerla en contexto, es prácticamente diez años más joven que la capital, donde este indicador alcanzó los 43,5 años, y más de dos décadas por debajo de localidades como Gor (54,2) o Gobernador (53,7), las más envejecidas de toda la provincia.
Los datos
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86% de las secciones censales de la ciudad de Granada envejecieron en la última década
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11% de ellas tienen hoy como grupo mayoritario de edad a los mayores de 65 años
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17% ha aumentado el número de habitantes de más de 65 años en la capital
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-12% ha descendido la población de menos de 30 años a lo largo de la última década
Luisa, David y sus hijos viven en Vegas del Genil desde 2014, cuando el ambiente de un Zaidín al que «quieren mucho», como repiten una y otra vez, se les hizo difícil de respirar a pesar de tener allí un piso en propiedad. «Nosotros no nos fuimos; nos echaron. Vivíamos en un bloque en el que todos los vecinos eran personas mayores; eran unos aburridos, todo les molestaba, y cuando tienes tres niños hay mucho ruido por necesidad», resumen aún con media sonrisa. «Nosotros caminábamos por el barrio y veíamos los parques vacíos, pero pasábamos por aquí y estaban llenos a todas horas; nunca he entendido que en un parque haya un letrero que dice que está prohibido jugar a la pelota», remata David. En apenas un lustro han pasado de ser vecinos de siempre a hablar de «ir a la capital», y consideran que el cambio ha sido sin duda positivo. «Nuestros hijos viven aquí ahora como lo hacíamos nosotros cuando éramos niños», dice Luisa, como si hubieran tenido que irse de su ciudad para encontrar su ciudad. «Teníamos que habernos venido antes». Y no han sido los únicos a los que les ha ocurrido: «Ya hemos visto a otras personas del Zaidín venirse aquí», señala. Este matrimonio cree que eso tiene que ver con un proceso de generación de identidad como miembros de estos municipios, a diferencia de quienes todavía los consideran ciudades dormitorio; precisamente el mismo término con el que Isabel y José, de La Chana, describen la situación actual de su vecindario.
Los datos relativos a la población de la capital granadina refuerzan la sensación de estas familias. En los últimos diez años, la prevalencia de grupos de habitantes de edad cada vez más elevada es patente. En 2009 había seis secciones censales en la ciudad en las que el segmento más numeroso de habitantes tenía entre 20 y 24 años. Hoy no queda ninguna. Aún más dramático es el caso de quienes tienen entre 25 y 29 años, mayoritarios en 42 divisiones administrativas entonces y en sólo 5 ahora. Por el lado contrario, los empadronados que contaban con entre 50 y 65 años hace una década eran mayoría en 26 secciones censales. La cifra en 2019 se elevaba hasta las 86. Más del triple. De hecho, si se toma la ciudad en conjunto, entonces la mayor parte de la población tenía entre 25 y 35 años. Hoy, el grupo mayoritario es el de quienes han cumplido entre 50 y 54. El número de menores de 30 años se ha reducido en este lapso de tiempo en un 12%, mientras que el de mayores de 64 ha aumentado en un 17,6%, siempre según las cifras del INE.
Una llamada al futuro
Estos cambios demográficos han marcado de forma decisiva el devenir de estos dos núcleos de población. En La Chana, como aseguran Isabel Fernández y José Cantón, los servicios para sus habitantes y las actividades que se organizan en el centro cívico o la asociación de vecinos están cada vez más orientados a las personas mayores, lo que tampoco sirve de acicate para intentar un proceso de rejuvenecimiento. Mientras tanto, Luis Ramos y David Ariza piden mayor presencia de centros educativos en su municipio y mejores conexiones con la capital para cubrir la creciente demanda de familias con hijos como la suya. En lo que se refiere al Consistorio de la capital, tantos los que se fueron como los que se han quedado tienen la misma sensación: «los barrios están abandonados por el Ayuntamiento», resume José, vecino de La Chana, que asegura que le gustaría ver cómo se pone en marcha un plan de rehabilitación de viviendas «a buenos precios, al estilo de lo que han hecho en Santa Adela», para «que vengan jóvenes y negocios», que es lo que consideran prioritario para luchar contra el silencio que inunda el bulevar de este histórico barrio granadino.
Por su parte, Luisa y David, mientras observan a su hijo menor corretear por los columpios de un parque anejo al Ayuntamiento de Vegas del Genil, creen que el proceso de envejecimiento de amplias zonas de la ciudad tiene difícil solución, pero que el tiempo acabará por hacer su labor. «La parte de nuestra generación que se ha ido seguramente no volverá, pero a nuestros hijos ya les brillan los ojos con la idea de poder irse a vivir a la ciudad», asegura David. Quién sabe si lo que encontrarán a la vuelta será mucho ruido o demasiado silencio.
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