De las tiendas de siempre a las heladerías y los cafés para llevar
Las persianas bajadas se ven en casi todas las calles del centro de la ciudad y algunos carteles de alquiler llevan años colgados
En la calle Alhóndiga un edificio completo cuelga el cartel de alquiler. Lleva años así. Una gran librería-papelería lo ocupó hace años. Después una ... firma de ropa. Ahora, nada. No es el único local cerrado en esa vía. Faltan dedos de la mano para contarlos.
En la paralela Mesones también han cerrado varios comercios en los últimos meses. Una franquicia, que invita a visitarlos en otra ubicación. Una tienda de ropa que ofrece un local completamente acondicionado. Y otro junto a una fresería. Uno de esos nuevos negocios que abren, como las heladerías que brotan como setas por toda la ciudad.
Si se continúa el camino hacia la Carrera del Darro, la situación no mejora. Una tienda de calzados, un gastrobar, un comercio en el que se vendía jamón al corte, un negocio de ropa de fiesta de una firma que llegó a tener varias tiendas en la ciudad y ya no tiene ninguna... Alrededor de una decena de persianas bajadas. Aunque entre los cerrojazos asoma una nueva clínica.
En la avenida de la Constitución la situación se repite. Una peluquería masculina de las clásicas que hace tiempo que cerró de forma permanente, tiendas... y sucursales bancarias. De estas últimas hay numerosas. En carril del Picón, en carrera del Darro, en Alhóndiga. Son muchas las que en las últimas décadas han dejado de funcionar. Y las fachadas se han llenado de carteles y suciedad.
Mientras las tiendas de siempre desaparecen, los cafés especiales para llevar van ocupando espacio en una ciudad que con la pérdida de su comercio pierde también parte de su propia identidad.
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