Vecinos del Zaidín denuncian consumo y venta de drogas en los bajos de sus casas
Una comunidad de propietarios de la plaza Poeta Javier Egea alerta sobre la presencia de un grupo de personas cuya conducta está en el punto de mira policial
Un panorama de convivencia desolador es el que pintan los miembros de una comunidad de vecinos del barrio del Zaidín de la capital granadina que ... dicen estar «amargados» por lo que cada día tienen que aguantar justo bajo sus casas. Conductas delictivas, según denuncian, que afecta a la vida de unas 70 familias que tienen su domicilio localizado en el Edificio Rober, situado en la plaza Poeta Javier Egea, la perpendicular entre las calles Ingeniero Santa Cruz y Asturias.
En este punto de la capital cercano al estadio del Granada CF, una serie de personas llevan varios años siendo las dueñas de los soportales de este inmueble conformado por cuatro portales. Los vecinos del bloque, que tienen miedo a represalias, explican que su conducta implica, entre otras cosas, «consumo y venta de drogas» a plena luz del día. Episodios que se sumarían al acto de beber en la calle, ocupar ilegalmente la vía pública, hacer actos de «vandalismo» o hasta perpetrar robos. Toda una «pesadilla» diaria para la que ni siquiera hay que esperar a la noche para sufrir sudores fríos.
Uno de los vecinos habla de que estos individuos han establecido este lugar como escenario de sus correrías aprovechando el resguardo de los soportales. Y allí están «desde las 11 horas hasta más allá de medianoche» casi todos los días. Aunque el perfil de estas personas es variable, lo que dicen los que allí viven es que estos suelen congregarse en grupos de ocho o diez personas en su mayoría de mediana edad. Si bien los vecinos también denuncian la presencia de hasta menores en «continuo estado de embriaguez», alertan. Pero esta no es más que otra de las desagradables imágenes que ven cada día. «La situación no es nueva pues estas personas que enturbian la convivencia del barrio llevan años actuando, el problema es que esta cruda realidad se ha agravado en los últimos meses», lamenta uno de los propietarios de estos pisos que se asientan sobre las antiguas cocheras de Transportes Rober.
El problema principal es la presencia constante de drogas. Han denunciado a la Policía en innumerables ocasiones el consumo «abusivo» y reiterado de «estupefacientes, alcohol y otras sustancias», tal y como señalaron en uno de los muchos escritos que han presentado en los últimos tiempos. El asunto no es baladí. Porque el consumo excesivo a cualquier hora del día estaría provocando otro tipo de comportamientos incívicos e intimidatorios que hacen de este inmueble un lugar inhóspito para criar una familia. «Esta situación no se puede sostener por el bien de los vecinos y niños que hay en el polideportivo y zonas colindantes», recuerdan en esta comunidad, donde incluso aseguran presenciar episodios relacionados con el menudeo.
Estas operaciones a baja escala de compraventa de estupefacientes serían comunes en estos soportales, según el vecindario, que habla de escondites para tener la mercancía o de la «constante parada de coches para la compra» de una droga que cambia de manos a «plena luz del día», advierten. Esto lo han puesto en conocimiento de la Policía, que en los últimos meses ha realizado alguna actuación importante en este lugar. Los datos a los que ha tenido acceso IDEAL confirman el consumo y la tenencia de droga. Solo entre el 25 de septiembre y el 8 de octubre, el Cuerpo Local de Policía realizó 24 identificaciones y puso 13 denuncias contra el consumo de alcohol y estupefacientes en la vía pública y por tenencia.
A ellos recurrieron los vecinos ya desesperados ante el panorama diario que tenía frente a sus ojos. Han vivido «conatos de incendios, robos y provocaciones constantes a transeúntes y vehículos», explican unos ciudadanos que critican que las autoridades no sean constantes a la hora de plantar batalla contra estos episodios. «No vale de nada actuar de vez en cuando, porque vuelven a los pocos días en cuanto la cosa se ha quedado más tranquila», lamenta otro vecino. Evidentemente la consecuencia de esta situación es mala imagen, sensación de inseguridad y suciedad. «Hasta ponen sillones o muebles en mitad de los soportales como si fuera el salón de su casa», explican en este punto de la capital, cuyo ambiente actual está provocando que los negocios cierren o no vendan o que haya familias que se han mudado a otra vivienda sin 'vecinos' de este tipo.
Tras una reciente mediación del Defensor del Ciudadano que tuvo sus frutos pero que no ha acabado con el problema como solicitan los vecinos, estos, casi convencidos de que esto será harto difícil, al menos solicitan que les cierren los soportales con llave para que esta gente se vaya. Una solución que saben que es difícil, pues no está permitido al ser un suelo privado pero de uso público.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión