Cumbre europea de Granada

Silencio inusual en la Alhambra

En la zona del Palacio de Carlos V, no había ni un solo turista, las tiendas estaban cerradas y varios coches con distintivos de la Unión Europea ofrecían un paisaje muy distinto al habitual. Aunque los locales de alimentación y souvenirs no han recibido orden de cerrar, todos han decidido hacerlo. Excepto el taller de taracea Laguna, donde han aprovechado la jornada para seguir puliendo mosaicos. «Sabíamos que no iba a haber negocio hoy porque la Alhambra va a estar vacía, pero nadie nos ha dicho que no podamos abrir y como además de tienda, somos taller, vamos a estar funcionando», ha comentado una de las trabajadoras del establecimiento.

En la Calle Real de la Alhambra, los precintos con el distintivo de la UE cubrían el suelo. Al final, en una de las puertas de acceso, dos empleadas de Información aguardaban «tranquilas como nunca». «Estamos en los puestos como cualquier día. Nos han pedido que mantengamos las puertas abiertas aunque no vaya a haber visitantes», ha indicado una de ellas antes ir a tomar un café a Jardines Alberto, el único establecimiento de restauración abierto hoy en esta zona, ya que el restaurante La Mimbre también ha optado por no subir la persiana.

Los protagonistas esta mañana eran, sin duda, los turistas que iban abandonando poco a poco el Parador de Granada. Según han señalado en recepción, el hotel debía estar completamente vacío a las doce en punto del mediodía. Lo mismo ha ocurrido en el Áurea Washington Irving, ubicado en el Paseo del Generalife, y en el Alhambra Palace. A las puertas de todos ellos se agolpaban maletas y turistas que, casi apresurados, decían adiós a su estancia en la ciudad.

Sin embargo, en las taquillas para comprar los tickets de acceso a la Alhambra y el Generalife, se encontraban algunos turistas desubicados -por lo visto, no todo el mundo se ha enterado de que la cumbre europea se celebra estos días en Granada-. Una pareja de jóvenes preguntaba si había algún rincón que se pudiera visitar. «Ya que hemos subido toda esa cuesta hasta aquí, nos gustaría al menos ver una parte. Qué pena», comentaba el muchacho.

«No nos han dado ningún tipo de información en el hotel. Estoy muy decepcionada», ha lamentado Dominique, que ha viajado desde Normandía con su marido, Jack, con la única intención de sumergirse en la historia y la cultura árabe de la ciudad nazarí. Por desgracia para ellos, esta vez no podrá ser, pero Granada seguirá aquí para ellos cuando decidan volver.